Dios no creó a la mujer para bibelot. Dos revistas católicas femeninas: Ichthys y Noel

LIDA, MIRANDA

Buenos Aires

Seminario; Seminario de Religión, coordinado por Roberto DI Stefano; 2011

Instituto Ravignani

Mucho se ha escrito sobre las transformaciones que vivió el catolicismo argentino en la década de 1920, que marcarían el rumbo de los años por venir. Luego de la Semana Trágica, la presencia de la Iglesia en la sociedad se hizo sentir cada vez con más fuerza. Se mostró portadora de un discurso antiliberal que le permitió a lo largo de la década del veinte un acercamiento al Ejército cada vez más visible. El “mito de la nación católica” comenzaba entonces a forjarse, y desde una concepción netamente esencialista y sin ambages se decía que la nación entera era homogéneamente católica . La moral, los valores, las costumbres y los estilos de vida de la sociedad argentina debían ser regenerados —se creía— de acuerdo con patrones católicos, por demás integristas y militantes. En este contexto, comenzó a cobrar cada vez más sentido la idea de reafirmar una concepción tradicionalista en lo que respecta al papel de la mujer y las concepciones de género, tal como habrá de verificarse, por ejemplo, en la revista Criterio, fundada en 1928 . No obstante ello, la mujer católica de los años veinte no estuvo dispuesta a someterse del todo al deber ser que le imponía el tradicionalismo más recalcitrante. Procuró alcanzar, al menos, un cierto grado de independencia de criterio, aún cuando no rechazara cabalmente la idea de que la mujer ocupaba un lugar fundamental en la reproducción de la familia y en la conservación de las normas morales tradicionales de la sociedad. Postularemos que existió una “relativa autonomía” de las mujeres con respecto a los dictados de la opinión y las autoridades católicas, que les permitía adoptar las normas con flexibilidad e incluso, en ocasiones, discutir abiertamente con ellas. Las transformaciones que trajo consigo la década de 1920 no fueron en vano para las mujeres argentinas, siquiera para las católicas. Así, la práctica de deportes femeninos, la concurrencia a salones de baile, la asidua vida social en salones de té, las salidas al cine y al teatro y el hecho de que cada vez más mujeres jóvenes se desplazaran solas por la gran urbe supusieron profundas transformaciones en la vida cotidiana de las mujeres de entonces, incluidas las católicas . Y estos cambios se hicieron sentir, en especial, en las asociaciones y publicaciones católicas específicamente dirigidas al público femenino y juvenil.