IGEHCS   24394
INSTITUTO DE GEOGRAFIA, HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Introducción
Autor/es:
LUCÍA LIONETTI
Libro:
Escuela, sujetos, comunidades rurales en América Latina
Editorial:
Prohistoria
Referencias:
Lugar: Rosario; Año: 2013; p. 5 - 20
Resumen:
Desde hace unos años se ha intensificado la investigación sobre la educación rural en América Latina y se han incrementado las posibilidades de encuentro y debate entre los académicos interesados en este campo, especialmente de Chile, Argentina, Brasil y México. En el marco del Segundo Congreso Internacional Ciencias, Tecnologías y Humanidades. Diálogo entre las disciplinas del conocimiento. Mirando al futuro de América Latina y El Caribe convocado por la Universidad de Santiago de Chile entre el 29 de octubre al 3 de noviembre del 2010, se llevó a cabo el simposio sobre la ?Historia de la educación en el campo latinoamericano. Escuela, comunidades rurales y sujetos sociales? que fuera coordinado por Alicia Civera Cerecedo, Flávia Obino Côrrea Werle y Lucía Lionetti. El propósito de aquel encuentro fue el de abordar la historia social de la educación en el campo promoviendo una mirada comparativa que atravesara las fronteras nacionales pero mantuviera la riqueza de las realidades locales y regionales. Los trabajos que participaron en esta reunión académica abordaron la temática dando cuenta de las interrelaciones entre lo escolar y lo rural. Esto es, las relaciones entre la institución escolar y la permanencia, el cambio o la transformación en la ruralidad como categoría de diferenciación-estratificación social a lo largo del tiempo. Esto implicó comprender el lugar de la escuela (ya sea elemental, primaria, agropecuaria, de formación de profesores, etcétera) en los procesos de modernización económica y cultural de las comunidades rurales, en el desarrollo del capitalismo, en el fortalecimiento de los Estados nacionales y en las mutaciones de las representaciones sociales. De modo tal que, interesó superar el mero tratamiento de los discursos y las políticas educativas para colocar el énfasis en los procesos de escolarización y los mecanismos institucionales que estos implican, dando un lugar especial a la práctica en la vida cotidiana y los intercambios diarios entre los estudiantes, los maestros y los padres de familia, a la conformación de relaciones de poder locales en torno a la institución escolar, a las implicaciones sociales y culturales de la alfabetización y el afán de civilizar y formar ciudadanos, a los resultados de los intentos por capacitar trabajadores eficientes, a la conformación de la cultura escolar, a las negociaciones y resistencias en torno a la propuesta cultural o los mecanismos organizativos de la escuela, a la irrupción de lo escolar en la organización local y a la puesta en marcha y apropiación de la teoría pedagógica. En definitiva, lo que se buscó fue dar una centralidad a todos aquellos sujetos sociales que, de un modo u otro, quedaron involucrados en la educación rural, pero también a aquéllos que dejó fuera. Ese productivo intercambio llevó a promover la presente publicación donde se han seleccionado aquellos trabajos que comparten presupuestos comunes y plantean la posibilidad de continuar dialogando. Los autores y autoras que sumaron sus esfuerzos en esta compilación retoman la premisa de remarcar la visibilidad de los sujetos sociales, y su capacidad de agencia, para dar cuenta de una idea menos monocromática del alcance de las políticas públicas en materia de educación y, junto con ello, del lugar que le ocupa a la escuela como institución de control social. Por cierto, aquellos estudios que han retomado, tal vez, de un modo más lineal el gobierno de lo social y el control social suelen prestar menos atención a la presión y a los saberes de los sectores subordinados para influir, resistir o (re)significar a esa agenda implementada desde arriba. Se le ha dado prioridad (y por qué no exclusividad) al análisis de los agentes estatales y se ha desdeñado la capacidad de los propios sectores subalternos o de otras elites para participar, alterar o sabotear los procesos de normalización y control social que comienzan a construirse a fines del siglo XIX. Aquí no se trata de ver sólo aquellos casos en los que hubo resistencia, sino también aquellas numerosas ocasiones en que hubo negociaciones, apropiaciones y mutaciones desde abajo (Scott 1990; 1994). Lo que durante algún tiempo fue considerado como un monopolio de los savants puede ser más fructíferamente considerado como una arena, un espacio en tensión entre distintos actores (Di Liscia-Bohoslavsky). Habrá que seguir en esa dirección que permita comprender la interacción entre las elites dirigentes, sus ideas e instituciones, de un lado, y la gente común y sus vivencias diarias en torno a lo educativo y la construcción de políticas educativas en América Latina. Por ello, tal como se advertirá en estas páginas, toman relevancia y protagonismo distintos actores (individuos, grupos, asociaciones, Estado, Iglesia, etc., incluidos los sectores populares, las comunidades campesinas, los indígenas, las mujeres) en tanto, todos devienen en constructores -desde sus lugares particulares- de la sociedad de su tiempo. Sin dejar de atender lo obvio como son las asimetrías (de procedencia social, de género, de capital cultural, regionales, espaciales, etc.) que los propios protagonistas reconocen, lo que se procura es reafirmar el lugar de los sujetos sociales. Asimismo, y tal como muestran los trabajos que aquí se reúnen, los destinatarios del discurso educativo civilizador no constituyen un todo homogéneo. Aquí se da cuenta no solo de la diversidad de orígenes sino también, de la diversidad de derroteros de las comunidades y los individuos, y la construcción de ?nosotros? y de ?otros? hacia el interior de las sociedades. Tempranamente construida la desigualdad social, no siempre sobre bases materiales, sino más bien sobre diferenciaciones culturales, el pretendido homogéneo con que se imaginan esos discursos y acciones civilizadoras es inteligible. Tal como ha sugerido oportunamente Said (1996), toda cultura es híbrida y no hay propiedad sino apropiación en la experiencia.