INSTITUTO "DR. E.RAVIGNANI"   24160
INSTITUTO DE HISTORIA ARGENTINA Y AMERICANA "DR. EMILIO RAVIGNANI"
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
El socialismo hoy, frente a la descomposición capitalista
Autor/es:
NICOLÁS IÑIGO CARRERA
Lugar:
Bernal
Reunión:
Jornada; A cien años de la Revolución Rusa; 2017
Institución organizadora:
Centro de Investigaciones sobre Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea (UN Quilmes)
Resumen:
La desocupación como indicador de descomposición capitalista.Frente a un capitalismo en descomposición (no caída, ni derrumbe), sino que cada vez encuentra trabas a su capacidad de reproducción que garantice la existencia de la población en las relaciones que son propias de este modo productivo. Aunque aparece ser diferente según sea la localización espacial de nuestra mirada, ya que en algunos territorios aparece expandiéndose predominantemente en extensión, avanzando sobre relaciones no capitalistas, y en otros lo hace en profundidad, es decir, sobre territorios donde ya dominaban las relaciones capitalistas, destruyendo las relaciones propias del capital en su fase industrial, generando una superpoblación relativa, una población sobrante para las necesidades del capital.La existencia de una creciente población sobrante para el capital es particularmente notable en algunos países de antiguo desarrollo capitalista en el centro del sistema capitalista mundial, pero puede encontrarse en todo el mundo y su manifestación más evidente es la desocupación abierta.Según las estadísticas laborales de la OIT, en 2016 la desocupación abierta alcanzaba al 8% en África (llegando al 25,9% en Sudáfrica) (y 62,6% de empleo vulnerable); 5,1% en América del Norte (con una persistencia del desempleo de largo plazo (más de 27 semanas) que alcanza al 25% de los desocupados en EEUU y 21% en Canadá); 8,1% en América Latina y el Caribe (31 % de empleo vulnerable); 10,7% en los países árabes (15,5% en los países que no pertenecen al Gulf Cooperation Council); 4,2% en Asia y el Pacífico (y 50% de empleo vulnerable); 9,3% en Europa (que alcanza al 10% en Francia, 11,5% en Italia) [según publicó el 2/9 el diario La Nación, en el segundo trimestre de 2017, la tasa de desempleo en Francia era de 9,2% de la población activa, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos (Insee); Italia y España, que tienen 11% y 17%; Alemania alrededor de 3,8% y Gran Bretaña cerca de 4,4%, según Eurostat].En síntesis, salvo en Asia (hoy fábrica del mundo) y Alemania, Gran Bretaña o América del Norte la tasa de desocupación es alta y en todos más alta que en el pasado.Esto es claramente observable en Argentina. Desde que mediante el uso de la fuerza material del estado comenzaron a imponerse las condiciones de desarrollo capitalista propias del dominio del capital financiero, la desocupación pasó de oscilar alrededor de 3% o 4% de la PEA con picos de alrededor del 6%, a rondar el 10% con un mínimo de alrededor del 7% (cifra por otra parte cuestionada) y con un pico máximo de 21%.Y, como bien sabemos, la desocupación abierta es sólo la parte más evidente de la superpoblación relativa, engrosada por la subocupación horaria, la población subsidiada, parte del empleo estatal, la población que no estudia ni trabaja, etc.El equipo de PIMSA que investiga sobre la estructura económica de la sociedad argentina, ha estimado el volumen de esa población sobrante para el capital con datos de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos correspondientes a 2010, es decir en un momento en que la superpoblación relativa se manifiesta en sus formas crónicas y no agudas, y el resultado es que ?la superpoblación relativa total en Argentina para el año 2010 puede estimarse en 37% como mínima y 48% como máxima, siempre dentro de parámetros muy conservadores?. De manera que un rasgo de esta fase del capitalismo argentino (y no sólo aquí) es que una parte creciente de la población desposeída de sus condiciones materiales de existencia tampoco puede obtener los medios de vida considerados ?socialmente normales? en estas sociedades, bajo la forma del salario, es decir, en la relación propia de la sociedad capitalista.Descomposición capitalistaNos encontramos aquí frente a un rasgo propio de la sociedad capitalista: si la descomposición de los sistemas sociales basados en los modos productivos no capitalistas (esclavitud, servidumbre) se dio por una escasez de población trabajadora inserta en las relaciones productivas que les eran propias, en el capitalismo la descomposición se da por un exceso de población trabajadora disponible, que no puede reproducirse dentro la relación productiva que le es propia: la relación salarial. Ese ?exceso? de población le permite al capital ir desplazándose en busca de trabajadores más baratos, empleados en condiciones más precarias, dejando tras de sí territorios devastados, donde reinan la desocupación y la miseria.Esa capacidad de desplazamiento del capital más concentrado lo hace aparecer como perpetuamente rejuvenecido, a pesar de su descomposición.Cabe reiterar que descomposición no es caída ni derrumbe: la descomposición del mundo antiguo duró siglos, lo mismo la del feudalismo.Y la guerra ha tenido siempre un papel en esos procesos. Más aún cuando lo que necesita el capital es destruir población sobrante.Este no es sólo el panorama presente sino el futuro. Un futuro del que las personificaciones del capital más concentrado, del capital financiero, son totalmente conscientes, tal como lo señala cada vez con más frecuencia la prensa que organiza sus intereses, como es el caso, en Argentina, del diario La Nación. Obviamente no reconocen que se trata de un proceso de descomposición, pero sí señalan el avance de la mecanización en áreas de la actividad productiva, a la vez que proponen como solución ?volverse más competitivos?, bajando el salario directo y/o indirecto, aumentando aún más la masa de población trabajadora (prolongación de la edad de jubilación), descargando sobre el conjunto de la sociedad parte de los salarios de trabajadores de empresas privadas, es decir, creando mejores condiciones para la ?competitividad? capitalista a costa del empeoramiento de las condiciones de existencia de la clase obrera y aún de la existencia misma de una parte de ella.Esa masa de población sobrante debe ser subsidiada, mantenida por la parte activa de la clase trabajadora, sea directamente, sea mediada por la intervención del aparato estatal.Mayor concentración de la riqueza y socialización de la producción:Según publicó el diario El País, el 0,7% de la población mundial (34 millones) es dueña de el 45,2% de la riqueza global. Los 80 individuos más ricos del mundo han tenido la misma riqueza que el 50 % más pobre de la población total, o cerca de 3.500 millones de personas, según Oxfam.Pero su contrapartida es la creciente socialización: cooperativas, sociedades por acciones, etc.