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En 1905 se inauguró la Oficina de Estudios Médico Legales (OEML), una pequeña repartición dentro de la Cárcel de Encausados de la Capital, que contaba con no más de cuatro médicos y el ímpetu de su director, el penitenciarista José Luis Duffy. La OEML nació con el explícito objetivo de brindar a la justicia informaciones sobre la vida y costumbres de los reos encausados por distintos delitos que cursaban su procesamiento judicial al interior de este reclusorio. Su intención era, ni más ni menos, otorgar a los jueces informes certeros que permitiesen condenas ajustadas a la trayectoria criminal de cada delincuente, pretendiendo así consumar uno de los preceptos fundamentales de la moderna ciencia penitenciaria ?la individualización de la pena-. Si bien desde esa fecha la Cárcel de Encausados comenzó a recibir procesados adultos, la mayor parte de su población eran menores de edad, lo cual explica que la mayoría de los estudios practicados por la OEML hayan sido sobre niños y jóvenes. Esta circunstancia actuó como acicate para que la OEML justificase su existencia y proceder en base a las características diferenciales que tendrían los delincuentes juveniles, lo que a su vez redundó en la instauración de prácticas judiciales ceñidas a estos sujetos en particular. La presente propuesta indaga los orígenes de esta oficina buscando desentrañar su lugar en el universo de la justicia de menores en un período en que no existían tribunales específicos para ellos, con el objetivo de sopesar la forma en que esta agencia penitenciaria contribuyó a moldear las nociones legales y las rutinas administrativas sobre las que se constituyó la justicia de menores.Para ello, se trabaja con la documentación oficial de esta repartición y con los informes producidos por ella, así como con expedientes judiciales que involucran a menores de edad.