Dando forma al barro: Figuras modeladas y posturas corporales en el ámbito valliserrano. Un acercamiento a su variabilidad.

LAURA QUIROGA

La Rioja

Congreso; Congreso Nacional de Arqueología Argentina. La Rioja.; 2013

La representación de cuerpos modelados en los que la figura y su tema comprometen la totalidad de la vasija es un campo de análisis destacado entre las investigaciones de iconografías del primer milenio en el ámbito valliserrano del noroeste argentino. Las representaciones modeladas de figuras humanas y rasgos felinizados en la iconografía aguada, la mujer que carga el cántaro o las vasijas de servicio presantamarianasrepresentan personajes emergentes de una coordenada espacio temporal.A partir de sus temas, modos de representación y variabilidad se plantearon interpretaciones sobre dinámicas de relaciones sociales y formaciones políticas del período. Para el período post formativo la complejidad y variabilidad de la iconografía de las urnas funerarias resulta un campo de estudios predominante en detrimento de otrasformas que tambiénintegraron los repertorios morfológicos alfareros del período. En este caso propongo un análisis enfocado en las figuras modeladas del tardíovalliserranopara describir ?como en el formativo- estospersonajes como emergentes de nuestra coordenada espacio-temporal. Tomaremos como ejemplo los vasos dobles en los que la figura modelada de un extremo se integra, aunque también se diferencia, de aquel segmento definido por la forma recipiente. En algunos casos, como la urna Quiroga, la figura remite a un ejecutante que, además, presenta pintura facial y un tratamiento destacado de rasgos corporales, vestimenta y cabellera. Aún cuando nuestro foco de interés está dirigido a ejemplos valliserranos, estas figuras también se encuentran representadas en contextos iconográficos de los Andes Centrales. Para esto quiero construir mi perspectiva de análisis basada en dos ejes: el primero consiste en abordar el cuerpo como representación y como soporte de representaciones, tomando para ello postura corporal, pintura facial y rasgos que aluden a vestimentas, gorros, tocados u otros aditamentos. El segundo eje corresponde a las figuras modeladas en las que la función compromete a la forma, es decir, la forma del personaje es al mismo tiempo un recipiente. De modo que ambos aspectos se resuelven en el concepto de prácticas estéticas imbricadas por el que las figuras modeladas, su tratamiento plástico y el lenguaje de sus formas aluden a la asociación y selectividad de los recursos visuales que sintetizan, como analogía, relaciones sociales y formaciones políticas en las que la alianza y el conflicto son elementos constitutivos de su dinámica. Por último quiero contextualizar este discurso prehispánico material y visual con testimonios coloniales andinos acerca de las ritualidades en las que se imbrican prácticas estéticas con formas visuales constitutivas de la reproducción social.