CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

El texto que sigue, entonces, sostiene que el teatro de género chico, dadas sus características particulares, funcionó como un escenario más para la presentación, representación y discusión de diversos temas de la política de esos años. Así, este argumento plantea dos perspectivas para la reflexión: por un lado, revaloriza al propio corpus del género chico, considerado por cierta historiografía del teatro como banal y repetitivo, en la medida en que muestra hasta qué punto esas obras -breves y cómicas- dialogaban de una manera informada y crítica con la realidad política. A su vez, esta revalorización del corpus aporta otra mirada para la propia historia política en la medida en que, dadas las características del género, las obras se muestran polifónicas en relación a las prácticas y los sentidos de la política: la ficción ampara la posibilidad de decir y mostrar sin demasiado prejuicio, las tensiones y contradicciones de la cultura política del momento.En el primer apartado se expone un panorama del mundo del teatro de género chico de los años diez y veinte para mostrar la materialidad en la cual se representaban las obras; a continuación, se presentan las características generales del corpus y se detallan las particularidades de aquellas obras referidas a los temas políticos. En tercer lugar, se consideran algunas piezas para analizar los modos en que se representaron puntualmente las cuestiones electorales. Este tópico interesa particularmente en la medida en que remite a la pregunta sobre el impacto que pudo haber tenido la nueva ley electoral de 1912 en las prácticas concretas y en las representaciones de la política. Las obras podían mostrar concretamente el universo de prácticas políticas, entrelazando sin mayor rigor aquellas más tradicionales con otras más novedosas, incluyendo críticas a unas y otras. En ese sentido, considero que estas obras permiten adentrarse en un revés de la trama para la propia historia política.