Fin de siglo en el norte cordobés. Un enclave cosmopolita para la metrópoli futura

AGÜERO, ANA CLARISA

San Miguel de Tucumán

Otro; Coloquio Internacional La selva, la Pampa, el Ande. Las vías interiores de la cultura argentina; 2014

ISES CONICET-UNT

En este trabajo quisiera recuperar e ilustrar ante todo una idea, sugerida en textos anteriores: que, entre los riesgos que el historiador debe eludir, se encuentran tanto el de proyectar sobre el pasado equilibrios interurbanos, interregionales o internacionales contemporáneos como el de aceptar para el presente representaciones y esquemas de comprensión territorial anteriores. En nuestro país, tanto el grado de centralización presente de múltiples capitalidades en una única ciudad, Buenos Aires, como la fortaleza de muchas de las contestaciones interiores, inclinan a aquellas formas de anacronismo. Sin embargo, basta concentrarse en el proceso formativo de las ciudades, provincias y regiones para advertir que ese equilibrio peculiar es apenas un capítulo, relativamente reciente, de una historia más larga, en la que pueden reconocerse otras unidades, comunidades y jerarquías territoriales, y también otros esfuerzos hegemónicos. Intentaré ilustrar esto a través de un ejemplo peculiar, pero no por eso único: el lugar del espacio norte de Córdoba entre 1870 y 1890, momento formativo del estado central en que unas elites urbano-provinciales en vías de nacionalización hacen de esta área de antigua colonización más que un enclave de su poder económico: un activo teatro de su experiencia espacial y de su desenvolvimiento social (que combina dosis de cosmopolitismo y de refuerzo de un linaje rural criollo); y también el escenario prestigioso de un tejido político (el de la Liga de Gobernadores) dentro del cual se decidirá buena parte del futuro inmediato del país, incluida la ?cuestión capital?. Estando en el umbral de su decadencia frente al espacio sudeste de la provincia, ese norte de pueblos y parajes antiguos y prestigiados, con sus caminos y postas, su riqueza residual de iglesias y estancias jesuíticas, de comerciantes y terratenientes de abolengo, expone en parte el revés de un largo proceso de concentración de capitalidades en Buenos Aires que sólo se resolvería hacia 1880; proceso de carácter acumulativo pero también discontinuo y, sin duda, no el único posible. A la vez, surcado por poderosos tucumanos, cordobeses y porteños en busca de una capital a la medida de sus expectativas, permite recuperar la génesis provincial de nuestra metrópoli mayor.