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La inmunoneuroendocrinología estudia diversas interacciones celulares y moleculares a nivel sistémico. Se ha propuesto la clasificación en fenotipos inmunoneuroendócrinos (FINEs) que describen subgrupos poblacionales con características diferenciales en la interacción inmunoneuroendócrina (INE) y en la respuesta de estrés. En mamíferos estos perfiles se estudian bajo el paradigma Lewis/Fisher (ratas con opuesta susceptibilidad a parásitos y tumores) y en 2008 se describen FINEs en humanos. En 2015 demostramos por primera vez la existencia de estos fenotipos en aves en una población de Coturnix coturnix. Se estudió la presencia de FINEs en otra especie de aves de granja con mayor cantidad de generaciones bajo presión selectiva direccionada: Gallus gallus. En una población se encontraron 2 subgrupos que manifiestan una diferencia basal en niveles plasmáticos de corticosterona en conjunto con perfiles de respuesta opuestos de efectores (linfoproliferación, respuesta humoral, relación leucocitaria) y mediadores de la interacción INE (Interferón-γ e interleucina-4). En cuanto a la distribución poblacional de FINEs el estrés crónico se constituyó como fenómeno inductor de estos fenotipos actuando como fuerza disruptiva sobre su expresión. Post-estrés crónico se evidenció que (i) los individuos con FINEs extremos en condiciones basales los conservan y (ii) hay un aumento de la frecuencia de expresión de estos FINEs extremos a expensas de la subpoblación que previo estrés poseía una respuesta intermedia. Estos resultados brindan consistencia al fenómeno en aves y a la vez pueden interpretarse como una estrategia individual integrada a nivel poblacional. El aumento de FINEs extremos balancea las proporciones de diferentes matrices INE para hacer frente a diversos desafíos. Al mismo tiempo, en el cambio en frecuencias relativas post-estrés se hace manifiesta la defensa real y plástica de la población al estrés como desafío.