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El ambiente y sus problemas ponen en crisis el accionar de Universidad en el medio. Durante siglos la Universidad Nacional de Córdoba ha sido un centro de transformación ambiental. Desde las ideas y técnicas se han movilizado y transformado tanto espacios urbanos como rurales. La visión de los sistemas naturales pasivos y capaces de tolerar y recuperarse de cualquier tipo de impacto sumada a un abordaje disciplinar han generado la actual situación de los sistemas ambientales. La emergencia de un paradigma diferente basado en la complejidad y en la flecha del tiempo que define la irreversibilidad, genera tensiones disciplinares y estructurales que obligan a reflexionar sobre las posibilidades de mantener y acrecentar nuestro patrimonio ambiental. Guimarâes indica que el desarrollo para ser sustentable debe generar al mismo tiempo un crecimiento natural, cultural, político y social. El eje de esta propuesta de transformación es la equidad y el respeto en lo natural y en lo social. Ello, significa integrar las tres funciones de universidad (investigación, docencia y extensión) entorno a los problemas ambientales detectados por universitarios en la sociedad. Para ello, es preciso modificar la visión de una ciencia cerrada al medio y centrada en el objeto a una ciencia abierta con eje en las relaciones, abriendo el debate el análisis de la situación actual desde la complejidad de las interacciones y la construcción espacio-temporal de estructuras que permitan la ruptura de barreras disciplinares y la construcción de sistemas flexibles desde la novedad. Sin embargo, de nada sirve un análisis de la realidad desde un diagnóstico descarnado carente de las visiones de los distintos actores sociales que conforman la problemática. El rescate de saberes y la construcción con otros abre al conocimiento de los sistemas un amplio campo de interacción que integra y nutre propulsando nuevos puntos de equlibración. Así, la transdisciplina, la red de relaciones generadas dentro y fuera del espacio universitario permitirá el desarrollo de nuevos constructos y nuevas visiones cada vez más cercanos entre sí y a la sociedad. Por otra parte, considerar el azar, los emergentes sistémicos, el caos y la detección de puntos clave o sensibles pero inmersos en la demanda de nuestros ambientes posibilitará generar sujetos activos de rigurosa calidad científico-técnica, flexibles y capaces de transformar la realidad sin hipotecar el futuro. Si bien son numerosos los esfuerzos de trabajo entorno de este nuevo paradigma cabe preguntarse: ¿Es posible cambiar estructuras dogmáticas desde las prácticas actuales de la Universidad? ¿Es posible integrar estamentos ortodoxos y poco flexibles a un proceso innovador? ¿Qué barreras de conocimiento y temores debemos sortear para propulsar un estilo de desarrollo centrado en el hombre pero arraigado en los sistemas naturales? El campo de convergencia y de conflicto de la problemática ambiental posibilita debatir estas líneas teóricas y políticas y revisar nuestras prácticas de modo de propulsar un crecimiento desde la equidad y la diversidad sin deteriorar el ambiente natural y social.