Sujeción narrativa y emociones familiares. A propósito de El silencio es un cuerpo que cae de Agustina Comedi

EDUARDO MATTIO

Córdoba

Jornada; I Jornadas de Erotismo, Deseo y Género(s) en la Literatura; 2019

Escuela de Letras y CIFFyH, FFyH, UNC

En el intento de ofrecer un ?mapa afectivo? (Flatley 2008) que permita cartografiar otras formas (pasadas/presentes) de la homosexualidad ?las presuntamente fallidas?, figuraciones que re/orienten y des/orienten otras trayectorias sentimentales maricas (presentes/futuras), este trabajo se propone analizar algunas de las economías emocionales (personales, familiares, contextuales) que se reconstruyen en El silencio es un cuerpo que cae de Agustina Comedi. Siguiendo a Cvetkovich, entiendo que dicho documental disputa las habituales ?respuestas a la homofobia que toman la forma de reivindicación de la igualdad de derechos, el matrimonio homosexual, las parejas de hecho e incluso la legislación sobre delitos de odio?. A distancia de las agendas políticas LGTB que se montan sobre ?la asimilación, la inclusión y la normalidad? (Cvetkovich 2018), Comedi hace presentes ciertas ?representaciones negativas de la homosexualidad? y con ello visibiliza aquellas experiencias disidentes que resultan ajenas al alcance caritativo del matrimonio gay (Love 2015). En ese archivo de imágenes que componen un pasado conjetural y fragmentario ?la deriva homosexual presuntamente secreta del padre?, en la selección que Comedi ofrece de dicho archivo, no solo se balbucea una ?heterobiografía? ?lo que un* puede contar de sí a partir de los restos que otr*s dejaron/produjeron? (Boero 2017); también se revela de modo opaco la deriva sentimental de un cuerpo disidente ?el de su padre, el de muchas otras maricas de aquella época? en medio del tejido problemático que componen las emociones familiares. Tales marcos afectivos familiares, que nos preceden y exceden, delimitan la particular condición heteronormada de la agencia sexual de quienes los padecen. Aunque el documental registra un exceso que la novela familiar no logra docilizar ni modelar (Giorgi 2018), entiendo que esa atmósfera emocional familiar es la que produce cierta deriva sexual como transgresora, como su margen, para luego invalidarla y desconocerla.