IDH   23901
INSTITUTO DE HUMANIDADES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Las peligrosas ideas de Dennett y Campbell: diseño sin intenciones, creatividad darwiniana
Autor/es:
MALENA LEÓN
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Workshop; Workshop Postcognitivismo, arte y tecnología; 2019
Institución organizadora:
Sociedad Argentina de Análisis Filosófico
Resumen:
¿Qué es que algo sea un diseño? Cuando pensamos un objeto qua objeto diseñado, concebimos al mismo como el producto de un proceso que incluye que alguien lo haya planeado y, como consecuencia de ello, ser pasible de atribuciones funcionales, estéticas, artísticas, etc. Así, este tipo de objetos son comúnmente interpretados por nosotros bajo el supuesto de que su estructura y funciones obedecen a objetivos que ha tenido en cuenta un agente y que han dado lugar a aquellas. El diseño de un objeto responde a ?razones de ser? que presumiblemente fueron representadas en la mente de su diseñador y que han orientado su acción en el proceso de diseño, y que, luego, podemos comprender y, eventualmente, volver a representarnos si interpretamos correctamente ese objeto.Según el famoso argumento del diseño un proceso de inferencias similar al descrito ocurre cuando intentamos interpretar algunas entidades del mundo natural. Uno de los primeros en sintetizar este argumento fue William Paley en su Teología Natural (1802). Aquí el argumento es expuesto de distintas formas, la más conocida de las cuales es a partir de la analogía con un reloj. Paley propone que nos imaginemos que estamos caminando al aire libre y nos encontramos con un reloj de bolsillo. A pesar de que este objeto se encuentre abandonado, ocupando el lugar que podría estar ocupando cualquier piedra, la compleja disposición de sus partes nos llevaría a inferir que el mismo no puede ser producto del mero azar, sino que detrás de la creación de ese objeto tiene que existir necesariamente un artífice inteligente. Dado que lo mismo sucede con las entidades del mundo natural (en particular Paley estaba especialmente interesado en el funcionamiento del cuerpo humano) es evidente que Dios debe existir y que tiene muchas características en común con un relojero.Luego de la aceptación de la teoría de la evolución por selección natural de Darwin, la idea de una mente detrás de los diseños naturales debió ser abandonada. Parece haber así una clara distinción entre la naturaleza de los productos de una creación inteligente e intencional y la de los productos de un proceso ciego y sin objetivos, como lo es el proceso de evolución por selección natural. Desde esta mirada, se podría decir que los organismos biológicos sólo merecen el rótulo de ?diseños? en sentido metafórico. Esta perspectiva discontinuista respecto de los artefactos técnicos y los organismos biológicos, que aquí he presentado como un resultado del pensamiento darwiniano es, en realidad, empleando una expresión de Sellars (1962), parte de nuestra ?imagen manifiesta?, es decir, de nuestra visión pre-teórica o de sentido común, desde antes de la aparición de dicha teoría. Es ilustrativa de la misma idea, la distinción aristotélica, retomada después por muchos pensadores medievales, entre las cosas que son secundum natura, es decir, de acuerdo con la naturaleza, y las que son contra naturam, o sea, contra la naturaleza o artificiales (cfr. Dennett, 1995, p. 300). La mencionada perspectiva discontinuista es puesta en cuestión por la noción de ?diseño? reelaborada por Daniel Dennett (1987, 1990, 1995). Si bien Dennett no pretende borrar la distinción entre organismos biológicos y artefactos técnicos, señala que existen más continuidades que las que solemos tener en cuenta. Según este autor, los artefactos técnicos y los organismos biológicos deben ser interpretados del mismo modo: como si hubieran sido diseñados para desempeñar ciertas funciones de manera óptima. La objeción obvia que se puede plantear a esta tesis desde una posición que podríamos llamar de ?sentido común darwiniano? es que hay una diferencia radical entre los organismos biológicos, que no fueron diseñados por nadie, y los artefactos técnicos, que son el resultado de un diseño previo en la mente de un agente inteligente. Dennett sostiene, en cambio, que la cuestión de que el diseño haya estado previamente representado en la mente de alguien o no, es irrelevante a la hora de abordar a un objeto desde la perspectiva de su funcionamiento. En esa línea de pensamiento, defiende que una de las implicancias más relevantes de la teoría de Darwin es que la evolución por selección natural es un proceso que da como resultado diseños sin que exista un diseñador (Dennett, 1995).Respecto de la perspectiva filosófica dennettiana de la mente (que se puede ver fundamentalmente en Dennett, 1987), Clark ha dicho que supone una profunda continuidad entre las mentes humanas y las mentes de otros animales y agentes simples; dado que la teoría implica que ?humanos, perros, insectos e incluso meros termostatos son todos capaces de creer y desear, fundamentalmente, en el mismo sentido teórico? (Clark, 2002, p. 187). Podemos suponer que lo mismo pasa con su noción de diseño, dado que supone que sistemas biológicos y objetos culturales responden de la misma manera a interpretaciones que los entienden como entidades diseñadas. Voy a llamar a esta tesis La Tesis de la Continuidad del Diseño (TCD). El primer apartado de este capítulo estará abocado a intentar reconstruir dicha tesis y a mostrar algunas de sus implicancias. En síntesis, con el objeto de explorar si las características que distinguirían a los artefactos de las entidades naturales por el hecho de haber sido diseñados por alguien son significativas y cuál es su alcance explicativo, voy a explorar la idea dennettiana de la TCD y, en una segunda instancia, voy a evaluar si dicha tesis se torna más plausible al ponerla en relación con las recién mencionadas concepciones darwinianas de la creatividad.