IDH   23901
INSTITUTO DE HUMANIDADES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
La actualidad de la mímesis
Autor/es:
CANDELARIA DÍAZ GAVIER
Reunión:
Congreso; Congreso Internacional "Las Humanidades por venir. Políticas y debates en el siglo XXI"; 2019
Resumen:
El fundamento aristotélico por el cual la mímesis es la ?causa natural? de la poesía, esto es, que los hombres aprenden imitando, ha sido tradicionalmente la base a partir de la cual el estudio de la literatura ha formado parte de las humanidades. La mímesis ha constituido, desde la Poética de Aristóteles por lo menos, el universal occidental por excelencia a partir del cual las artes han sido divididas y subdivididas en clases. Pero, como es sabido, es posible que apenas se encuentre, entre la multiplicidad y diversidad de las llamadas ?vanguardias?, una sola coincidencia: una postura fuertemente antimimética. Esto no sólo porque rehusaran de, como lo dijo Libertella (1977), ?el salto explícito? de la política a la literatura, la reducción de la ficción al documento, sino también porque, en un plano tal vez más profundo, rechazaron de fondo toda categorización hegemónica asumida como universal. Digamos que después de las vanguardias ya no fue posible, desenmascarado el carácter político e incluso económicamente interesado de lo que se construye como ?universal? en la cultura, volver a una práctica ingenua (y sumisa) de los géneros literarios, los movimientos artísticos, etc. Tanto menos en Latinoamérica, que mucho más aún que los universales tiene para reclamarle a los centros del capital. Sin embargo, el desenmascaramiento vanguardista ya parece, también, cosa del pasado. Me propongo reflexionar aquí sobre la tarea de las humanidades a través de un recorrido por textos de Alberto Laiseca, Maria Moreno y Fogwill, en los que observo un movimiento en la literatura argentina contemporánea que consiste en un uso de la mímesis como máscara. Se trata de una imitación del género novela, de la autobiografía o de la referencia histórica, pero en un gesto cargado de ironía, con procedimientos no excentos de una improlijidad o una torpeza deliberada, que mantienen de alguna manera la forma universal, pero mostrando al mismo tiempo su vacío. Las humanidades, puestas en jaque por esta burla irónica, deben así captar esos gestos, esos procedimientos, sin caer en la trampa de la interpretación, de la búsqueda del ?trasfondo? en el sentido de Erich Auerbach (1946), o en la decodificación de un ?sentido?. Si, de tal manera, estos textos se oponen tanto a los universales de la ?alta literatura?, como a las escrituras que se proponen, reproduciendo el propósito de las vanguardias, enseñar su crítica a los géneros y a cualquier dispositivo mimético (el lenguaje mismo, incluso), es porque proponen una crítica sin pedagogía que constituye un desafío para las humanidades. El trabajo de la crítica literaria debe más bien hacer suya la potencia emancipadora que estos textos proveen: emancipación de los universales categóricos e imperiales, sí, pero también su uso cínico, burlesco, periférico. Se trata, en definitiva, de reflexionar si el trabajo crítico en el campo de las humanidades, y específicamente en la periferia del orden económico y político mundial, puede hacer suyo este gesto que se observa en la literatura.