La matriz de los afectos. Hacia una política discursiva de las emociones

EDUARDO MATTIO

São Luís, Maranhão

Conferencia; II DCIMA: Colóquio Internacional Mídia e Discurso na Amazonia: Discurso e contemporaneidade: histórias, espaços e subjetividades; 2017

Universidade Federal do Maranhão - UFMA

Teniendo como marco el entrecruce ineludible en la filosofía contemporánea entre discurso, sujeto y agencia, en las páginas que siguen, me interesa reconsiderar a partir de algunos textos de Butler y Ahmed, el modo particular en el que, bajo cierta rejilla de inteligibilidad, no solo devenimos reconocibles como sujetos humanos, sino como sujetos afectables/afectados por emociones que son leídas como legítimas. Es decir, en el marco de una determinada ontología discursiva me interesa explicitar la forma específica en la que, bajo cierto marco regulativo, somos producidos como sujetos que no solo participan de cierta distribución de lo perceptible (de lo que es visible e imaginable; del cómo somos vistos e imaginados); sino también de cierta economía de lo afectivo (de lo que nos afecta; del cómo respondemos afectivamente). Examinar las gramáticas que nos hacen aparecer como sujetos de ciertos afectos (y no de otros) y que regulan de ciertas formas nuestra responsividad afectiva, no sólo nos permite mapear mejor las condiciones bajo las que nos vemos sujetos a cierta economía afectiva (y no a otras posibles); también nos da algunos indicios para modificar los efectos perniciosos que tales formas de sujeción tienen sobre los resortes afectivos que orientan nuestra disposición hacia el mundo de modos prácticamente inamovibles.Para ello, quiero recoger una serie de nociones (en su mayoría butlerianas) que nos permiten reconstruir el campo discursivo en el que ciertas experiencias de afectación se hacen posibles como legítimas o ilegítimas. En una primera sección me propongo revisar algunas afirmaciones butlerianas en torno a la rejilla epistémico-discursiva en la que somos leídos como coherentemente sexuados y generizados (y por ello, como humanos): la ?matriz heterosexual?. En el segundo apartado, me detendré en otra noción butleriana que profundiza y desplaza la vieja idea de matriz heterosexual, a saber, la categoría de ?marco?, i.e., el encuadre normativo en el que no sólo se dirime qué resulta perceptible, sino también qué será finalmente objeto de reconocimiento. En la tercera sección, reuniré algunos argumentos de Butler y Ahmed para dar cuenta del modo en que nuestra economía afectiva es dependiente de un marco normativo que también regula nuestra responsividad afectivo-moral. En el cuarto apartado, finalmente, esbozaré el modo particular en que tales consideraciones nos permiten desarticular críticamente los modos de subjetivación que nos han configurado, y en particular, las economías afectivas disponibles que nos arraigan a ciertas formas de sujeción; con ello, mostraré el potencial crítico que tales herramientas conceptuales ofrecen al trabajo emancipatorio.