Críticos, orgánicos, corporativos. Reflexiones sobre las responsabilidades y funciones sociales del trabajo intelectual

FONTI, DIEGO

Córdoba

Jornada; XI Jornadas Interdisciplinarias El desafío de la justicia: Trabajo intelectual y conflictos sociales; 2013

Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Católica de Córdoba

La tarea de los intelectuales y su relación con las demandas y conflictos sociales ha asumido tres grandes modelos. En primer lugar el modelo crítico, que supuso al mismo tiempo la posibilidad de separar posiciones a través de la identificación de cuál es la posición “fundada” en un modelo del saber. Al mismo tiempo, esa posición – y el trabajo intelectual mismo – aparecían libres de juicio de valor e intereses. A este modelo se opone el del intelectual orgánico, que a diferencia del “intelectual tradicional” concibe su tarea como herramienta cultural para identificar necesidades e intereses de sectores sociales y permitirles tanto su satisfacción como la construcción de un entramado cultural que resista a quienes le niegan validez. Ambas posiciones conllevan un riesgo: los privilegios del corporativismo estamentario del trabajo intelectual, y el consiguiente acriticismo respecto de las propias afirmaciones y acciones, así como también la falta de reconocimiento de toda posición ajena. Frente a esto vale partir de la noción de reconocimiento como trabajo intelectual que al mismo tiempo reconoce las demandas sociales, particularmente de los sectores más postergados y víctimas de toda construcción cultural, pero puede también “traducirlas” a diversos lenguajes para que alcancen visibilidad y satisfacción social. Este trabajo no es sólo un procedimiento formal sino que conlleva también una influencia en la cultura.