IDH   23901
INSTITUTO DE HUMANIDADES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Medición en Psicología. Más allá del representacionalismo y el operacionalismo
Autor/es:
RABINOVICH, DIANA LUZ
Lugar:
La Falda, Córdoba
Reunión:
Workshop; Primer Workshop sobre modelos y simulaciones en ciencias; 2012
Institución organizadora:
UNC y UBA -Grupos de Investigación sobre Filosofía de la Ciencias dirigidos por Cassini y Rodríguez
Resumen:
Tal como lo reconstruye Joel Michell (1999) la historia del concepto de medición en psicología ha seguido un derrotero hacia la evasión de lo que él llama la objeción de cantidad. La objeción de cantidad refiere al hecho de que es posible sostener que los atributos psicológicos no sean cuantitativos. Tal como Michell lo reconstruye habría tres mojones en la concepción de la medición en psicología. El primero refiere a lo que denomina concepción clásica y se remonta a los presupuestos euclidianos acerca de la medición (Heath 1908). La concepción clásica es una concepción realista acerca de que todos los atributos medibles son de hecho cuantitativos. El hecho de que sean cuantitativos abona además la hipótesis de que tales atributos tienen una estructura aditiva, lo que hace posible en definitiva la medición como proceso abstracto de adición. El segundo mojón tiene que ver con la concepción representacionalista de la medición y es descripto por las posiciones de Russell, Campbell y Nagel. Para estos autores existe una diferencia lógica entre magnitudes y números (Russell 1903). Las magnitudes son puramente ordinales o relacionales y los números sólo se adscriben con posterioridad al orden de las magnitudes de tal manera que sea una representación de tales relaciones. Es decir, el realismo respecto de las cantidades se corre hacia la estructura susceptible de ser representada cuantitativamente. El representacionalismo escinde los mundos numérico y físico, correlaciona números con entidades que no son números. Ahora bien, tanto Campbell (1938) como Nagel (1931) sostuvieron que el corazón de la medición descansa más bien en las representaciones numéricas que puedan ofrecerse para ciertas relaciones empíricas. Sin embargo, incidieron –aunque de diferente modo- en la posibilidad de diferenciar la medición fundamental y derivada (Campbell 1920). La distinción refiere a la identificación de cantidades vía operaciones de adición y a la identificación de una estructura cuantitativa mediante el descubrimiento de leyes numéricas que no dependen de magnitudes aditivas. El tercer hito en la historia de las concepciones sobre la medición que destaca Michell es el definido por la concepción de Stevens (1951), quien ofrece un enfoque operacionalista de la medición en psicología. Para este psicólogo la manera de evitar la objeción de cantidad estuvo basada en neutralizar el énfasis representacionalista en la búsqueda de estructuras cuantitativas en los fenómenos. La medición entonces ya sólo consistiría en hacer asignaciones numéricas a los fenómenos de acuerdo a operaciones definidas, las cuales determinan tales asignaciones de acuerdo a su proceso en cada caso. Mediante el operacionalismo Stevens da un paso más en el sentido de evadir la cuestión relativa a qué tipo de fenómenos son cuantitativos y cómo varía en función de ello la noción de medición. Así abre la puerta para tomar como mediciones de magnitud numérica cualesquiera respuestas que una operación pudiera definir como tales. Esto es, la operación define lo que es cuantitativo y no demanda al fenómeno ninguna estructura o naturaleza específica. De acuerdo con esta reconstrucción, las teorías sobre la medición han tendido a definir como se pueda detectar u operacionalizar una magnitud de manera cuantitativa, pero han ido alejándose de las consideraciones posibles acerca de qué es un atributo cuantitativo. En este trabajo me interesa seguir la línea trazada por Michell (1994, 1999, 2003, 2005) respecto de la importancia de volver sobre la pregunta acerca de que hace que un atributo sea o no cuantitativo. En este sentido voy a ponderar algunas de las riquezas epistemológicas de las teorías sobre la medición en psicología. Tomaré para ello dos estrategias. Por una parte quisiera destacar la relevancia del estudio de ciertos rasgos particulares de las teorías, más allá de cada una como posición compacta. Como ejemplo, tomaré el desarrollo de distinciones como la entre medición fundamental y derivada, como posibilitadoras del avance hacia test para distinguir entre estructuras cuantitativas y no cuantitativas. En este contexto, se entiende que en el seno del representacionalismo se desarollan herramientas con las cuales estudiar qué es la medición respecto del problema de distinguir qué es cuantitativo y qué no. Pero además, se defiende que la introducción de elementos con los cuáles sopesar el problema, más allá de una posición estrictamente realista u operacionalista, se encuentra más bien atada a la propia dinámica de construcción de modelos en ciencias. Por otra parte pienso que estas dicusiones pueden verse con mejor luz en el análisis de un ejemplo de construcción de un modelo en psicología. Ciertos modelos dinamicistas en psicología del desarrollo (van Geert 1994) servirán para dar cuenta de la dificultad inherente a la medición de fenómenos de estructura compuesta, que integran elementos cuantitativos y también describen fenómenos no-lineales, cambios y transiciones típicamente concebidos como cualitativos a partir de una estrategia peculiar. En particular, se defenderá que la determinación de las estructuras cuantitativas radica fuertemente en la potencia que tienen los modelos para representar con coherencia una estructura dinámica global emergente de mediciones parciales. En definitiva, y en consonancia con la primera vía explorada, el valor que se pondera aquí es el relativo a las herramientas que nos ofrece una teoría para saber con que tipo de datos contamos. Tal valor puede oscilar en función del tipo de operaciones que utilizamos y del control que sobre ellas logremos tener. Aún así, nada indica que no sea fructífero guiar la investigación mediante modelos capaces de articular hipótesis sobre estructuras cuantitativas que logren dar cuenta de niveles globales, dinámicos o multidimensionales de los fenómenos, como aspectos propios de tales procesos y no meramente como reglas formales para su medición.