IDH   23901
INSTITUTO DE HUMANIDADES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Veracidad y disimulación. Artes de resistencia en tiempos de adversidad
Autor/es:
DIEGO TATIÁN )
Libro:
Resistencia, melancolía, crueldad
Editorial:
Encuentro Grupo Editor
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2019; p. 81 - 88
Resumen:
El motivo de la disimulación como modo de resistencia y autoprotección ante los poderosos probablemente sea tan antiguo como la ética, aunque ha encontrado sus más exquisitas formulaciones en las épocas de destrucción de la política por la tiranía o el imperio. Séneca ?que acabaría sus días condenado a muerte por Nerón- le advertía al joven Lucilio que ?el hombre sabio se abstiene de provocar la ira de los poderosos, evita de este modo el poder que ha de dañarle, cuidando ante todo de no parecer que lo evita?.No obstante, el arte del disimulo será considerado imprescindible en el ideal barroco del ?vivir cauto?. Un conjunto de tratados acerca del claroscuro moral, entre los que se encuentran ?El arte de conocer a los hombres? (1659) de M. Cureau de la Chambre, o el ?Oráculo manual y arte de prudencia? (1647) de Baltasar Gracián, proporcionan un inestimable saber del ingenio, la agudeza y la discreción, a la vez que de la disimulación y la ?demora? (ese breve instante de ?ponderación misteriosa?, decía Gracián, en el que se juega el destino de una vida en un mundo lleno de peligros). En ese mundo, ?el más plático saber consiste en disimular. Lleva riesgo de perder quien juega a juego descubierto...: a linces de discurso, jibias de interioridad?.El lince y la jibia (o sepia, pequeño molusco que abunda en los mares templados) son los dos grandes emblemas de la cultura barroca, poderes contrarios y complementarios: el primero es alegoría de la penetración, la agudeza y el desciframiento; la segunda lo es de la disimulación, la ocultación y el encubrimiento. La conjunción delicada del lince y la jibia será el mayor saber del hombre barroco, concebido como espectador del ?Gran teatro del mundo?, en el que se representan todas las comedias y todas las tragedias. Aquí, no nos sirven el cálculo preestablecido, ni la línea recta, ni el método, pues la sensibilidad barroca es anticartesiana, es sensibilidad de la incertidumbre que sólo admite la singularidad del juicio: no hay claridad y distinción que pudiera ser común a todos los que sigan un orden de secuencias, cuya aplicación carezca de dificultades si se presta la debida atención.