INVESTIGADORES
BIL Damian Andres
capítulos de libros
Título:
La larga contramarcha. Los trabajadores chinos, de la Revolución a la restauración capitalista
Autor/es:
BIL, DAMIÁN
Libro:
Desarrollo del capitalismo y lucha de clases en China
Editorial:
Ediciones ryr
Referencias:
Lugar: Ciudad de Buenos Aires; Año: 2020; p. 7 - 52
Resumen:
En setenta años, un país eminentemente rural, con una población que habitaba en su mayoría en el campo en una agricultura de pequeña escala y baja productividad, y con la masa de la población en condiciones de miseria, se convirtió en la segunda potencia industrial, en el mayor exportador de bienes manufacturados del mundo y, desde el control estatal de la economía, en el principal eje de uno de los bloques imperialistas que dominan el globo. En pocas décadas, esta economía de segundo o tercer orden, consiguió no solo sumarse a las principales potencias, sino que además se transformó en el más serio competidor de la hegemonía norteamericana. De esta manera, la experiencia china permite discutir una serie de elementos fundamentales para los socialistas. El papel de la centralización estatal, la situación de los trabajadores, las tendencias hacia la restauración capitalista, el ascenso económico basado en los bajos salarios y en la pérdida progresiva de las conquistas de la revolución. Este libro intenta dar respuesta a este interrogante, tomando como objeto central uno de estos ítems: el proceso de restauración y el avance sobre las condiciones que las masas trabajadoras chinas obtuvieron con la Revolución de 1949. Los revolucionarios se encontraron con una sociedad culturalmente atrasada: en Shangai, la principal ciudad industrial, el analfabetismo alcanzaba el 80% entre los obreros. El producto bruto por habitante, una medida aproximada de la riqueza social generada, estaba en 1950 apenas un 6% por encima del nivel de Tanzania y un 15% por sobre el de Etiopía; un 28% menor al de India, un 84% menor al de la URSS y apenas una vigésima parte del de los Estados Unidos. Esa realidad y la necesidad de impulsar de forma acelerada la economía exigieron el desarrollo de estructuras que Minqi caracteriza como gérmenes de la burocratización del Estado. Este sector percibió mejoras materiales por sobre el resto de los trabajadores y se nutrió de cuadros burgueses que lo usaron como forma de acceso al poder. A su vez, se tomaron medidas que, buscando impulsar la productividad para solucionar el retraso económico, profundizaron las diferencias sociales, como la inserción del sistema de beneficios y jerarquías salariales en 1956.En este prólogo, nuestra intención es revisar en la clave que propone el autor las distintas etapas del desarrollo chino, desde la revolución hasta la restauración capitalista extendiendo el análisis hasta la actualidad. Veremos las perspectivas de conflicto que se abren con su nuevo rol en el mercado mundial, y cuáles son las enseñanzas que podemos extraer de este proceso.