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Las evidencias de deformación cuaternaria en los Andes Central del Sur entre los 36º y 38º S se caracteriza por ser discontinua, aislada y no siguiendo ningún frente topográfico. Este patrón contrasta significativamente con lo que se observa hacia el norte tanto en la zona de subducción horizontal Chileno‐Pampeana como en los Andes Centrales donde las estructuras se desarrollas al pie de los frentes topográficos principales. Por el contrario en los Andes Centrales del Sur se pueden reconocer dos sistemas con deformación cuaternaria. Por un lado, un frente activo al oeste, actuando como estructuras fuera de secuencia con respecto a las estructuras frontales desarrolladas en las fajas plegada y corridas durante el Cretácico y el Cenozoico. Por otro lado se reconoce un frente activo al este asociado a estructuras individuales que, en principio, no parecen tener una conexión clara. Mientras el primero de los sistemas corresponde a la continuación hacia el norte del sistema de falla de intra‐arco Liquiñe‐Ofqui, asociada a desplazamiento trascurrente dextral, el sistema activo oriental no puede ser relacionado directamente con ningún sistema deformacional ya sea hacia el norte o el sur. Sin embargo, considerando lo que se conoce de la estructura sublitosférica de esta región a partir de tomografías y modelos eléctricos‐conductivos se pude reconocer un complejo patrón de anomalías astenosféricas que afectan la base de la litosfera. Estas anomalías se interpretan como ascenso astenosférico que impacta diferente sectores de la litosfera, alcanzando hasta los 30 km de profundidad y coincidiendo con sectores en donde se reconocen estructuras cuaternarias. Este patrón contrastante de deformación cuaternaria en los Andes centrales del sur caracterizada por ser estructuras de poca extensión y desconectadas entre sí, podría relacionarse con este complejo patrón de anomalías astenosféricas.