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Se cuenta el cuento abriendo paréntesis en la trama; haciendo del hiato un punto de fuga, un intersticio en el que se juega la lógica de lo incompleto. Escribo el prólogo de Comer en familia impactado por una de sus dedicatorias: ?A quienes se encuentren en estas páginas. A los que huyeron de ellas?. Si, como sostiene Jacques Derrida, la escritura es una inscripción material siempre abierta a la lectura, siempre iterable, elijo ingresar a los cuentos de Daniel Ocaraza por los márgenes del libro, acercando el margen al centro. El texto es, simultáneamente, lo que se inscribe y lo que desborda.