INVELEC   23402
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOBRE EL LENGUAJE Y LA CULTURA
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Prólogo
Autor/es:
CONTINI, NORMA
Libro:
Teoría e Instrumentos de evaluación de la personalidad normal y sus trastornos
Editorial:
Lugar
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2014; p. 3 - 6
Resumen:
PRÓLOGO Fernández Liporace, M. y Castro Solano, A (Comp.). Teoría e instrumentos de evaluación de la personalidad normal y sus trastornos.   Esta obra está destinada al tratamiento de un tema central en Psicología, tanto desde una perspectiva conceptual, como desde la práctica, y es el de la personalidad. Aborda una cuestión controversial, como el de la organización y la estructura de aquella e intenta dar respuestas a interrogantes tales como las unidades de análisis que se deben considerar para estudiarla. Se otorga igual importancia a la operacionalización del constructo por medio de instrumentos de evaluación; esta articulación teoría/metodología le agrega valor a este texto. Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano, compiladores y autores centrales son doctores un Psicología, investigadores de carrera del CONICET y docentes universitarios; dan cuenta una vez más de  una productividad poco usual y de la  intención de comunicar resultados de numerosos estudios e investigaciones en el campo de la evaluación psicológica, labor a la que se dedican desde hace muchos años. En esta oportunidad son coautores un conjunto de jóvenes docentes vinculados la cátedra universitaria de UBA, o bien becarios e investigadores de CONICET o de UBA.  A partir del concepto de que la personalidad implica el estudio sistemático de patrones de comportamiento, emociones y pensamientos del sujeto, Castro Solano desarrolla en el capítulo uno diversas concepciones teóricas. Hace referencia así a la tradición clínica (idiográfica), que concibe a la personalidad como sinónimo de singularidad; al enfoque correlacional, para el cual las diferencias individuales se deben a ciertas disposiciones básicas - los rasgos psicológicos - y al enfoque experimental que se centra en leyes generales (procesos básicos) que se supone determinan el comportamiento humano. Para el planteamiento de las diferentes teorías de la personalidad toma como referencia el criterio de Millon, diferenciando los enfoques en monotaxonómicos de carácter empírico, y politaxonómicos, de índole explicativo. Deja planteado, como una cuestión mayor, la necesidad de definición de las unidades de análisis que se deben tener en cuenta al investigar la personalidad. Desarrolla con claridad conceptual la perspectiva centrada en los rasgos, las motivaciones, las conductas manifiestas y los procesos inconscientes Muy pertinentes resultan las consideraciones sobre la necesidad de estudiar la variación de los constructos personológicos en función de la diversidad cultural, sin descuidar la universalidad de los mismos como postulado fundamental de psicología como ciencia. Como campo emergente, plantea el desafío de integrar los desarrollos actuales de las neurociencias con el cuerpo teórico, que desde diferentes perspectivas se fueron construyendo a lo largo del siglo XX Guadalupe de la Iglesia y Agustín Freierg Hoffmann desarrollan  en el capítulo dos, el modelo de los cinco factores, en el que se afirma que la personalidad es un constructo psicológico complejo, compuesto por diversas dimensiones. El análisis factorial  - enfoque empírico y politaxonómico - permitiría identificar componentes centrales de la personalidad y analizar la validez de los resultados aportados por los inventarios que se proponen evaluarla.    Castro Solano destina un capítulo a la teoría de Millon, situada como teórico-racional. Plantea que las disposiciones biológico-temperamentales y las experiencias con el ambiente determinan un patrón distintivo de interacciones interpersonales relativamente fijo que definirían a la personalidad. Enfatiza en el constructo patrón en esta concepción. La personalidad puede ser entendida entonces como un estilo distintivo de funcionamiento adaptativo del sujeto en sus vínculos con el contexto. Los trastornos de la personalidad surgirían cuando dichos estilos se transforman en no adaptativos debido a desequilibrios para afrontar las demandas del medio. Es destacable la concepción de normalidad /a anormalidad como nociones relativas y que pueden ser mejor descriptas como continuos más que como entidades discretas, como clásicamente las concibió la psiquiatría y la psicología Desarrolla conceptos de particular utilidad clínica como las polaridades placer /dolor; sí mismo/otros; pasividad/actividad y la evolución de Millon desde la teoría biosocial a un modelo ecológico-evolucionista. Así también destaca que se trata de una propuesta integrativa, en tanto reúne aportes de diferentes teorías (interpersonal, evolucionista, psicodinámico, evolutivo).Otro mérito de Millon es la construcción de instrumentos específicos de evaluación derivados de la teoría propuesta, con esfuerzos de vinculación con las categorías nosografías del DSM.  Juliana Stover analiza en el capítulo cuatro el modelo categorial de los trastornos de personalidad, según las propuestas del CIE-10 y el DSM 5. Hace referencia  a las críticas a dicho modelo centradas en el tipo de clasificación de los trastornos, en su utilidad clínica; en la excesiva comorbilidad encontrada, tanto como la heterogeneidad entre sujetos con el mismo diagnóstico y  en la falta de evaluación de la severidad basada en justificación teórica. Más allá de tales críticas destaca la inclusión en la última versión del  DSM 5 de aportes dimensionales sustentados, en parte en el modelo de los Cinco Factores, con la intención de proveer un modelo basado en evidencia empírica. Mercedes Fernández Liporace destina el capítulo cinco al  tratamiento  instrumentos de evaluación de la personalidad destacando las dificultades de tipo conceptual y metodológico para la construcción de pruebas; se centra a continuación en la clasificación metodológica de instrumentos en proyectivos y psicométricos; según el diseño, según los objetivos de la evaluación y según se proponga identificar la personalidad normal o patológica. Este capítulo ofrece sólidos fundamentos acerca de los alcances y límites de cada una de estas proposiciones, cuyo mérito es  que el psicólogo tome consciencia de los mismos a la hora de utilizar un tipo de instrumento según los objetivos que se propone con su empleo. El rigor con el que la Dra. Fernández Liporace desarrolla el tema aporta, a mi criterio, a la jerarquización del área de la evaluación psicológica. Invita al lector a conocer  el respaldo  teórico de cada propuesta e indirectamente desalienta toda idea  de uso silvestre de pruebas psicológicas. Este capítulo se completa con el capítulo seis, en el cual  desarrolla pormenorizadamente los principales Instrumentos de evaluación de la personalidad normal y patológica hoy disponibles. La Dra. Fernández Liporace cierra el capítulo con una consideración central en las prácticas de evaluación psicológica, estos es, que las pruebas deben ser interpretadas en un proceso de evaluación, definido como de toma de decisiones. Su fin último es contribuir a la resolución de la problemática que originó dicho proceso. El libro concluye con un capítulo a cargo de María Laura Lupano Perugini , Analía Brizzio, Paula Ongarato,  María José Scheinsohn y Fabiana Uriel en el que se presentan casos clínicos; se informan resultados de evaluaciones de la personalidad y sus trastornos, en las que se han empleado técnicas desarrolladas en capítulos anteriores;  permiten mostrar de un modo didáctico la articulación teoría-práctica y ello lo hace valioso para el psicólogo usuario. La claridad conceptual de esta obra invita a su lectura y tiene el mérito de hacer una puesta al día de las teorías sobre un tema central en Psicología y ciertamente complejo, como el de la personalidad y sus trastornos. Los variados conceptos,  vertidos con rigor científico, son necesarios para saber qué se está evaluando cuando se emplean pruebas psicológicas, a las que destinan parte del libro.   En suma, los autores han realizado un meritorio esfuerzo y un aporte de gran valor  sobre la personalidad, tanto para el psicólogo clínico, como para el especialista en evaluación psicológica     Da. Norma Contini S.M.de Tucumán, 18 de abril, 2014