Inestabilidad y potencia de la crítica marxiana del capital. Entre ?el lodo y la sangre de la historia?, el desentrañamiento del enigma y la activación política del mito

GISELA CATANZARO

Buenos Aires

Jornada; Jornadas Marx hoy 200 años después; 2018

Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Universidad Nacional de José C. Paz y Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini

En esta ponencia pretendemos indagar los modos de la crítica puestos en juego por K. Marx en los dos capítulos más asiduamente transitados El capital -el 1 y el 24 del primer libro- a la luz de una pregunta por las modalidades del criticismo requeridas por nuestro propio presente y de ciertas insuficiencias perceptibles en perspectivas respectivamente moralistas, pragmáticas y academicistas. Sostendremos que lo más productivo de la herencia marxiana consiste, no en haber ?superado? estos enfoques en un nuevo modelo de lectura radicalmente ajeno a ellos, sino en haber sostenido la tensión entre 1) una perspectiva moral que hace lugar y evoca cierto estado de conmosión frente a la historia y el presente histórico; 2) una actitud más ?realista? o ?estratégica? que busca comprender el funcionamiento y conceptualizar la lógica de los mecanismos que mantienen andando al sistema; y 3) una actitud teórica que reserva al conocimiento una autonomía relativa y desconfía de que tenga que desaparecer o disolverse en la práctica política. La crítica marxiana evita la absolutización de alguna de estas tres instancias y simultáneamente pone de manifiesto limitaciones cuyo reconocimiento crítico deviene crucial en este momento histórico. Brevemente: que sin la tensión con las otras dos dimensiones la ?actitud conmosionada? derivaría en una condena moral espantada de los efectos del capitalismo pero incapaz de pensarlo e impotente para transformarlo; que sin la tensión con la conmoción moral y la pregunta por la verdad, la ?actitud analítica de lo existente? derivaría en un sobreadaptado realismo obsesionado con la eficacia e incapaz de pensar la injusticia; y que sin la tensión con el impulso ético y/o político de las otras dos perspectivas la autonomía del conocimiento devendría academicismo.