Solidaridad internacional, exilio y dictadura en torno al Mundial de 1978

FRANCO, MARINA

Exilios. Destinos y experiencias bajo la dictadura militar

del Zorzal

Lugar: Buenos Aires; Año: 2006; p. 147 - 186

Durante los años de destierro, cualquiera haya sido el país de acogida de los exiliados argentinos, dos hechos se recuerdan como momentos de fuerte tensión: el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978 y la guerra de Malvinas en 1982. Si este último evoca situaciones más conflictivas e incluso más difíciles de contar treinta años después, el evento deportivo también produjo malestar e incluso rupturas entre los exiliados. Este paisaje no es casual si se considera que ambos acontecimientos fueron el resultado de explícitas operaciones militares de construcción de consenso dirigidas a la población argentina, en el mismo momento en que la presión internacional contra el régimen comenzaba a hacerse visible y, en el plano interno, la aceptación inicial del golpe comenzaba a disolverse –en 1978, de hecho, la función de “poner en orden el país” estaba práctica y siniestramente cumplida y en 1982 la corrosión de la legitimidad era casi absoluta, no sólo por la acción del movimiento de derechos humanos, sino por los propios fracasos políticos y económicos del régimen. Así, justamente porque ambas operaciones estaban montadas sobre factores muy tradicionales de movilización popular en la Argentina –el fútbol, las islas Malvinas, el nacionalismo–, ellas tuvieron una incidencia enorme en los ámbitos del exilio. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió dentro del país, afuera, el impacto de ambos eventos no fue unívoco, entre los exiliados se plantearon conflictos e indecisiones que no se esbozaron públicamente en el restringido espacio público argentino de entonces. Dedicaremos entonces este artículo al estudio de las reacciones suscitadas en el exterior por el Mundial de Fútbol, tanto entre los emigrados políticos argentinos como en las propias sociedades de recepción de estos exiliados, dado que algunos sectores especialmente europeso se vieron fuertemente movilizados por el tema. El tema del Mundial de Fútbol de 1978 tiene importancia factual por la marca dejada en las historias personales y colectivas de exilio y porque además permite contrastar los alcances de la política militar entre quienes estaban en el país y quienes estaban afuera. En este último caso, la incidencia diferencial que el tema pudo tener permite reflexionar sobre la influencia del contacto con otras sociedades y sobre la situación particular de exilio, como posibilidad de extrañamiento, de toma de distancia y de sustracción a la esfera de influencia militar. Asimismo, la aproximación de tipo transversal que intentaremos aquí abre otra perspectiva poco explorada: el estudio de los exilios más allá de las fronteras territoriales –enfoque al que los investigadores no hemos atendido lo suficiente por razones prácticas y por el vacío de conocimiento existente hasta hace poco tiempo. Este enfoque, por problemáticas o por grupos sociales, y no exclusivamente por países de acogida, permitirá en el futuro ahondar la perspectiva comparativa y circunscribir mejor las especificidades de los distintos exilios en función de su país de destino (o, tal vez, el muy relativo peso de estas variantes nacionales).