INVESTIGADORES
LONGONI Ana
congresos y reuniones científicas
Título:
Estrategias visuales en torno a la figura del desaparecido. De la siluetas a los escraches.
Autor/es:
LONGONI, ANA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Otro; Homo Sacer. El lugar de los desaparecidos en el arte.; 2007
Institución organizadora:
Centro Cultural de España en Buenos Aires
Resumen:
La realización de siluetas es la más recordada de las prácticas artístico-políticas que proporcionaron una potente visualidad en el espacio público de Buenos Aires y muchas otras ciudades del país a las reivindicaciones del movimiento de derechos humanos en los primeros años de la década del ’80. Consiste en el trazado sencillo de la forma vacía de un cuerpo a escala natural sobre papeles, luego pegados en los muros de la ciudad, como forma de representar “la presencia de una ausencia”, la de los miles de detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar.  Si bien existen algunos antecedentes previos, el inicio de esta práctica puede situarse durante la III Marcha de la Resistencia convocada por las Madres de Plaza de Mayo el 21 de septiembre de 1983, día del estudiante, aún en tiempos de dictadura, en lo que –por la envergadura y masividad que alcanzó- se conoce como “el Siluetazo”. El procedimiento fue iniciativa de tres artistas visuales (Rodolfo Aguerreberry, Julio Flores y Guillermo Kexel) y su concreción recibió aportes de las Madres, las Abuelas de Plaza de Mayo, otros organismos de derechos humanos y militantes políticos. De allí en más se convirtió en un contundente recurso visual “público”, cuyo uso se expandió espontáneamente. El Siluetazo señala uno de esos momentos excepcionales de la historia en que una iniciativa artística coincide con una demanda de los movimientos sociales, y toma cuerpo por el impulso de una multitud. Implicó la participación, en un improvisado e inmenso taller al aire libre que duró hasta la medianoche, de cientos de manifestantes que pintaron, pusieron el cuerpo para bosquejar las siluetas, y luego las pegaron sobre paredes, monumentos y árboles, a pesar del dispositivo policial imperante.  En medio de una ciudad hostil y represiva, se liberó un espacio (temporal) de creación colectiva que se puede pensar tanto como redefinición de la práctica artística como de la práctica política.