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A nivel mundial, la calidad de uvas y vinos está asociada con el concepto de terroir, entendido como la interacción de diversos factores: material vegetal, características ambientales y manejo cultural de un sitio específico. En este contexto, el suelo cumple un rol principal, por tanto surge la necesidad de estudiar su impacto en la producción de uvas para vinos de alta calidad de la variedad más importante a nivel nacional y en las condiciones de la provincia de Mendoza, que concentra un 86% de su superficie cultivada. El experimento se llevó a cabo durante dos temporadas de cultivo (2016 y 2017) en un viñedo a 1450 m s.n.m. que presenta suelos aluvionales heterogéneos, manteniendo iguales condiciones de manejo e irrigación. La selección de las parcelas experimentales se realizó comparando mapas de conductividad eléctrica del suelo, profundidad de suelo (con 70 puntos de observación por hectárea) e índice de vegetación normalizada (NDVI). Se identificaron dos sectores contrastantes, uno con suelo superficial (SS) y otro con suelo profundo (SP). Dentro de cada sector, se distribuyeron 12 unidades experimentales (n=12) con 72 plantas cada una (seleccionadas en base a su homogeneidad de vigor). Los sectores se caracterizaron física y químicamente, tomando muestras de suelo y rizósfera ados profundidades. Se midieron variables de expresión vegetativa y reproductiva de las vides de cada sector, incluyendo la bioquímica de las bayas para cada caso. Los vinos fueron elaborados bajo condiciones estandarizadas de vinificación (n=4) y analizados en cuanto a su composición química y características sensoriales. Los suelos tienen textura areno franca, donde SS presenta una profundidad menor a 45 cm, con tosca de espesor variable, un 77% de cantos rodados y un 4,3% de arcilla. SP tiene una profundidad mayor a 1,20 m, sin cantos rodados y un 2,6 % de arcilla. Asimismo, los suelos se diferenciaron en pH, contenido de materia orgánica y nitrógeno total, siendo mayores en SS. La expresión vegetativa, el rendimiento de plantas y la bioquímica de bayas y vinos se diferenciaron, independientemente de las variaciones climáticas de los dos años de estudio. La temporada 2017 fue más cálida y seca en primavera y verano (registros en base a estación meteorológica de la propiedad). Las plantas en SS presentaron menor expresión vegetativa (60,9% en brotes por planta, 61,5% en área foliar, 99,5% en largo de brote, 20% en diámetro de brotes; y menor rendimiento (291,7%), dado principalmente por un menor número de racimos por planta (46%) y bayas por racimo (43,4%) considerando ambas temporadas; adelantando la maduración en 9 y 14 días (2016 y 2017, respectivamente). SS presentó un incremento en la capacidad antioxidante de bayas (122,4%) y vinos (7,4%), valores que se correspondieron con una mayor proporción de compuestos fenólicos de alta capacidad antioxidante: flavonoles (230,5%), hihidroxiflavonoles (78,8%) y antocianos dihidroxilados (147%). Los vinos de ambos suelos se diferenciaron sensorialmente en una prueba triangular (p=0,01), y mediante panelistas entrenados se propusieron descriptores sensoriales únicos para caracterizarlos.