INVESTIGADORES
QUIROGA Laura
congresos y reuniones científicas
Título:
LAS TIERRAS DEL SEÑOR ÁUREO: GEOGRAFÍA DE LA EXACCIÓN INCA Y TEMPRANO COLONIAL EN LOS VALLES DE LONDRES Y PACINA (SXV-XVII)
Autor/es:
LAURA QUIROGA
Lugar:
Cordoba
Reunión:
Congreso; XX Congreso Nacional de Arqueología Argentina; 2019
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Cordoba
Resumen:
La fuentes coloniales del siglo XVI mencionan dos provincias incas habitadas por los diaguitas al sur del Tawantinsuyu: Chicoana y Quiri quiri. La voz Quiri quiri desaparece tempranamente de los documentos, al tiempo que Chicoana mantiene su vigencia para denominar una encomienda y, posteriormente, su lugar de residencia. Cabe preguntarnos entonces, por qué ciertos topónimos y denominaciones colectivas persisten, aún bajo el dominio colonial, en tanto otros, como Quiri quiri, parecen caer en el olvido. Un seguimiento diacrónico y contextual del topónimo a lo largo del siglo XVI nos permite observar que Quiri quiri, se menciona en relación con tres eventos fundantes para la conformación colonial de la región que más tarde sería la gobernación de Tucumán. Enumeradas en orden cronológico me refiero a las primeras entradas encabezadas por Diego de Almagro en 1536, Diego de Rojas en 1549 y la fundación y traslado de la ciudad El Barco por Núñez de Prado.A mediados del siglo siguiendo el proceso de las fundaciones urbanas se observan nuevas denominaciones en el territorio que se solapan, encubren o resignifican la organización del espacio prehispánico y temprano colonial en la región. La fundación de la ciudad de Londres de la Nueva Inglaterra en 1558 se asienta sobre el enclave incaico del Shincal (Igareta y Lens 2007) ubicado en la provincia de Quiri quiri, sin embargo, el topónimo prehispánico no desaparece del conocimiento geográfico de la hueste conquistadora. La resistencia indígena de 1561 obliga al despoblamiento de la ciudad de Londres y a la interrupción de las exploraciones en busca de cerros mineros explotados por los incas, con esto, los valles diaguitas recuperan su autonomía (Quiroga 2018). Las referencias a Quiri quiri y el valle de Londres reaparecen en la documentación veinte años después, cuando el Gobernador Ramírez de Velazco intenta refundar la ciudad de Londres en 1588 y reinstalar el proyecto minero colonial en la región. De esta forma a lo largo del siglo XVI Quiri quiri denomina un espacio minero incaico que el dominio colonial busca controlar en su beneficio, asumido como una continuidad entre el tiempo del inca y la corona castellana. Vamos a recuperar la toponimia temprano colonial con el fin de analizar las denominaciones del territorio entendidas como emergentes de un ordenamiento político y económico de la región en el siglo XVI. Para esto partimos de topónimos perdidos, quiri quiri y el valle de pasina, ubicados en la provincia de los diaguitas, cuya vigencia se observa solamente durante el siglo XVI. Mi propuesta es que las voces nativas en la escritura de los agentes coloniales denomina tanto un área geográfica, como el proceso de conformación de un pretendido espacio minero colonial, que replicara en el área cordillerana de la gobernación del Tucumán, los rendimientos de la minería altiplánica.Un trabajo sobre este período (siglo XV-XVI) convoca a una diversidad de líneas de análisis y fuentes de información que exige vincular entre si datos de distinta naturaleza (Cerrón Palomino, 2015). Por esto voy a apelar a la representación cartográfica como un lenguaje capaz de articular los datos históricos junto con los arqueológicos, ambos considerados en su dimensión espacial. A través de un análisis integrado de cartografía manuscrita, documentación histórica e información arqueológica este trabajo propone recuperar la toponimia del siglo XVI con el fin de analizar las denominaciones del territorio, entendidas como emergentes de un ordenamiento político y económico de la región en el contexto de la conquista temprana La distribución geográfica de las toponimias exhibe en forma fragmentaria y dispar los procesos históricos de una región en los que las palabras -ancladas al territorio- constituyen un sistema de representación social. Los topónimos hacen visible los sentidos que invisten ciertos rasgos del entorno, por eso entender el proceso histórico desde el espacio geográfico convierte el abordaje de las toponimias en una puerta de entrada pertinente al problema de los paisajes coloniales. El orden político guarda para sí el poder de nombrar los espacios y regiones a las que considera como tierras desconocidas, por cuya acción habían sido descubiertas y dominadas o bien, bajo formas fundacionales usadas para referirse a un territorio, encubriendo y ocultando bajo nombres nuevos, procesos históricos prehispánicos (Todorov 1987, p. 35; Mignolo, 1989, p. 221).En este caso planteo que el valle de pacina y quiri quiri, tal como aparece en la documentación, constituye una lectura colonial del ordenamiento político y económico del inca en la región, es decir, una lectura sesgada en la que solo se da cuenta de aquello que pudiera servir a la conformación y continuidad de un paisaje minero prehispánico en la nueva contingencia política. La mirada del poder sobre el paisaje refleja precisamente, aquellas riquezas que el dominio colonial buscaba apropiarse, dando continuidad a las explotaciones mineras prehispánicas y mantener vigentes el sistema de caminos y enclaves. Si los textos se refieren exclusivamente a las minas del inca como productoras de oro y plata, la evidencia arqueológica demuestra la importancia de la extracción y procesamiento del cobre, aspecto que las fuentes coloniales no mencionan. Un segundo elemento corresponde a la envergadura del sistema agrícola regional evidenciado en las instalaciones prehispánicas dispuestas en los cerros del valle de Hualfin y Asampay (Lynch y Giovanetti, 2018; Moralejo, 2011; Spina, et. al., 2014; Zagorodny, et. al. 2015). Este sistema productivo no se menciona en la documentación sino hasta 1630 cuando la represión de los levantamientos indígenas en el valle de Hualfin se hace referencia a un paisaje agrícola de envergadura, sostén y garante de la población rebelde (Quiroga 2011). Precisamente hacia 1630 una nueva referencia geográfica y colectiva -valle de Hualfin y malfines- emerge y se hace visible en las relaciones hispano indígenas de la gobernación del Tucumán. Conforme el valle de malfin adquiere visibilidad con el sistema de encomiendas y las rebeliones, el topónimo pasinas pierde vigencia frente a las explotaciones mineras del Famatina que, a pesar de sus escasos rendimientos, mantuvo su continuidad (Staricco 2017). De esta forma la dinámica histórica de la toponimia expresa las tensiones y conflictos generados por la expansión colonial en la región.