Paisaje pensativo y paisaje intolerable en Nadie nada nunca de Juan José Saer?

MARANGUELLO, CAROLINA

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Encuentro; III Encuentro de jóvenes investigadores en arte; 2016

CAIA (Centro Argentino de Investigadores de Arte)

La propuesta del siguiente trabajo serápensar la novela Nadie nada nunca delescritor santafecino Juan José Saer a partir de su vínculo con la plástica paracontinuar indagando los vínculos que la poética saeriana guarda con la pintura.Para ello se retomarán algunas ideas de JacquesRancière, principalmente las de ?imagen pensativa? e ?imagenintolerable? presentes en su ya clásico libro El espectador emancipado. Como ha señalado parte de la crítica,Nadie nada nunca, publicada en 1980,es una de las novelas que, junto a algunos de los textos que componen La mayor, registra el más alto grado deexperimentación en la poética saeriana. Partiendo entonces de estospresupuestos, el objetivo del trabajo será indagar uno de los modos de esaexperimentación, particularmente el cruce y choque de registros no sólo entrepintura y escritura, sino también entre imágenes que muestran un paisaje endisgregación e inscriben en él la violencia política de fines de los sesenta.Si como sostiene Ranciere ?lapensatividad de la imagen es la presencia latente de un régimen dentro de otro?(121) y el momento en el que las imágenes abandonan su función suplementaria dela narración para detener el discurrir del discurso, podría pensarse que Saerconstruye un ?paisaje pensativo? en el que conviven, problemáticamente diversasconfiguraciones visuales. Por un lado, el escritor incorporará referenciaspictóricas vanguardistas ?desde la dispersión puntillista de lo real hasta laexasperación cromática del fauvismo-  yrecuperará imágenes y texturas del modernismo, componiendo por momentos un ?paisaje cultural? en el que aparecen materialesduros como el bronce y el acero y cuerpos escultóricos. Por otro lado, se veráque la novela tiende a disgregar esa realidad ?compacta? a partir de  imágenes que remiten a un conglomerado derestos, de chatarras y de fragmentos. Como se observará, en ese rasgo depensatividad que transforma la configuración del paisaje puede leerse laemergencia de lo político. El espacio por el que circulan los personajes podríaesconder, presiente Elisa, ?cuerpos en descomposición? (Saer 84). Se buscarápensar por último cómo el paisaje de Nadienada nunca deviene, entonces, ?imagen intolerable? y contribuye a formular nuevasconfiguraciones de lo visible y de lo decible en torno a los acontecimientospolíticos de fines de los sesenta.