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Podríamos comenzar esta intervención preguntándonos ¿qué es la pedagogía, sino esa tentativa de conocer, sin por ello renunciar a la acción? La pedagogía explora y bordea la complejidad pero se compromete en la aproximación cotidiana. Quisiera organizar esta intervención retomando el trabajo de Anne Marie Chartier en dos aspectos. Por un lado, la noción de dispositivo y por otro, la pregunta por el lugar de la historia de la educación en la formación de docentes. Quisiera partir por este lugar dado que las investigaciones en distintos objetos dentro del campo de la historia de la educación ? historia de la infancia, historia de las alfabetizaciones y la cultura escrita, historia de las disciplinas escolares- condujeron a actuar con mayor prudencia respecto a diagnósticos rápidos, generalizaciones excesivas y valoraciones incluso morales (mejor/peor, bueno/malo) sobre las prácticas educativas en el pasado y en el presente. Este señalamiento hace referencia a que los principios enunciados a lo largo de los siglos (proteger al niño, enseñarle a leer, ejercer su juicio) correspondían a prácticas diferentes a las definiciones contemporáneas. Así, se nos pone de relieve, la enseñanza de la historia de la educación como una condición para evitar algunos anacronismos en los que a veces incurren quienes adoptan categorías del presente para leer el pasado. La perspectiva más pormenorizada acerca de cómo la escolarización produjo formas peculiares, negoció significados, articuló intereses distintos en dosis desiguales, etc. permite reconocer una escuela mucho más compleja y actores multifacéticos y de voluntades contradictorias. Estos elementos posibilitan trascender los juicios ?blanco o negro? o ?la escuela mejora vs. la escuela empeora?, lo que resulta una perspectiva valiosa para la indagación profunda de nuestros objetos históricos.