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Es indudable que la Querelle des anciens et des modernes no le resultó indiferente a Hume. El filósofo escocés dejó traslucir su postura sobre algunos de los aspectos que revistió de la disputa en varios de sus escritos, fundamentalmente, sus ensayos. Sin embargo, al hacer una reconsideración global, no es posible situarlo claramente del lado de los modernos, como en un primer momento podría parecer; sobre todo, a raíz de su expresa estima por historiadores y moralistas clásicos. Por ese motivo, nos interesa mostrar que no puede atribuírsele una actitud unívoca, haciendo manifiesta esa heterogeneidad en su evaluación de la actitud antigua y la moderna respecto de cuestiones históricas, estéticas y morales.