IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
"Diecisiete haiku de Borges"
Autor/es:
AMÍCOLA, JOSÉ
Lugar:
Tokio
Reunión:
Congreso; XXXVI Congreso Anual de Asociación Japonesa de Estudios Latinoamericanos; 2015
Institución organizadora:
Universidad Senshu (Tokio)
Resumen:
Borges toma en la elaboración de su
poesía de inspiración japonesa (haiku) una tradición oriental, en la que
figuran ?espejos? y ?espadas?, símbolos que pertenecían al tesoro sagrado de la
casa imperial japonesa y han devenido símbolos importantes del shintoísmo. Al
mismo tiempo, el autor argentino se atreve a combinar estos elementos con su
sensibilidad poética en consonancia con su propia temática que gira alrededor
del ?saber? y ?olvidar?: como puede verse en los versos en que los seres
inanimados como ?la música?, ?la barba? o ?el ruiseñor? tienen la capacidad de
saber e ignorar. En vinculación con esta idea es posible citar un micro-relato
de época anterior que se titula ?Las uñas?, en el que Borges insistía en que la
barba y las uñas del ser humano ignoran la muerte del individuo y continúan
creciendo post-mortem (cf. El Hacedor, 1960). Por otro lado,
coincidiendo con la tradición japonesa en algún otro sentido, Borges catapulta
a los objetos mínimos del entorno hacia otra nueva dimensión, de modo tal que
?luz de un imperio? o ?luz de una luciérnaga? puedan aparecer irónicamente como
en el mismo plano. Ahora bien, la artificiosidad del producto creativo de
Borges puede detectarse en el lenguaje libresco que asume: en la Argentina no
hay ?ruiseñores? como no sea aquellos de la literatura venida de Europa, (como
el ?nightingale? en la obra de Shakespeare o el ?Nachtigall? en la poesía de
Heine).
Los haiku que Borges escribe como pastiche
occidental de lo japonés, en gran medida bajo la influencia de María Kodama,
intentan expresar un vaivén entre la idea sutil de totalidad en sucesión de
diecisiete pequeñas miradas sobre el mundo, y, al mismo tiempo, proyectan un
movimiento pendular entre un el macrocosmos y el microcosmos (véase el caso del
paralelo entre ?imperio? y ?luciérnaga?, ya mencionado).
Por otra parte, si la forma haiku había
desdeñado la veta amatoria, esta particularidad condecía perfectamente con la
creatividad borgeana que ponía entre paréntesis las efusiones. Por ello, de los
diecisiete haiku solo tres parecen un
homenaje a la amada perdida (?Hoy no me alegran/los almendros del huerto./Son
tu recuerdo?); (?Esa es la mano/que alguna vez tocaba/tu cabellera?); (?La luna
nueva./Ella también la mira/desde otra puerta?). Es mi opinión que el anti-romanticismo
de Borges, propio de los escritores de las vanguardias, a las que el autor
había adherido en su juventud, le dio la posibilidad a este autor de acceder a
una poesía como la del haiku que
rehúye los temas amorosos por su origen de poesía vinculada con los samurai.