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Este trabajo expone diferentes concepciones que se produjeron en el marco de la Educación Física argentina entre las décadas de 1910 y 1930 acerca de cómo instruir al cuerpo y para qué. En esta dirección, se estudian los discursos que realizaron los principales exponentes de los dos centros superiores de formación profesional de la época: el "Instituto Nacional Superior" y la "Escuela de Gimnasia y Esgrima" dependiente del Ejército nacional. A raíz de las constantes disputas que éstos llevaron a cabo con la intención de imponer su posición como dominante, emergen una serie de significaciones que constituyen las bases de la disciplina, aún hasta el presente. A partir de conformarse como la materia escolar encargada de la educación del cuerpo, la Educación Física resulta simultáneamente complementaria del legado spenciariano de la instrucción integralista (física, moral e intelectual) y fundamental transmisor de los sentidos pragmáticos e higiénicos de porqué hacer actividades físicas. Sentidos que, con el correr de los años, reforzarán el ideario de hacer actividades físicas como medio para perfeccionar la raza, produciendo de esta manera un progresivo viraje en las doctrinas disciplinares que (con)funden los discursos higienistas con eugenésicos, fundamentalmente gracias a la incorporación de la biometrización como argumento de la educación de los cuerpos. Así, como lo establece el título con la frase tomada de Georges Hébert, "ser fuerte para ser útil" es el lema que recorre transversalmente, sea por acuerdo o desacuerdo, los fundamentos de una asignatura concebida por su utilidad tanto individual como colectiva. Lo cual permite reflexionar acerca de los sentidos de "la" política de la Educación Física, en términos de salud, de trabajo, de Patria y de raza.