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En Septiembre de 1955 se abría una nueva etapa de la historia al caer el gobierno de Perón dando paso a un período de inestabilidad política e institucional. La Revolución Libertadora se propuso como su objetivo el regreso de la Argentina a las senda de la tradición repúblicana, liberal y democrática que según sus ejecutores marcaban el desarrollo político previo al peronismo ?lo que se dio a conocer como la desperonización-. Sin embargo esta aurea de legitimidad política del golpe de estado, no se trasladaba al plano económico-laboral en el que la desperonización no parecía tener el mismo apoyo. Si el retorno a la senda liberal y republicana aunaba las fuerzas de la alianza antiperonista, la imposibilidad del regreso a las pautas laborales previas a 1943 dividía las posiciones. Así, muchos eran quienes creían en la necesidad de sostener las medidas favorables a los trabajadores a fin de garantizar su apoyo al nuevo gobierno, convencidos de que la relación entre el peronismo y los trabajadores era producto de un engaño pero que sin embargo había avanzado en una batería de derechos. Por otro lado para las patronales el fin del peronismo no significaba sólo el retorno a la ?normalidad? política, sino el momento para retomar el control de los establecimientos que creían el peronismo les había arrebatado. Esta predisposición patronal habilitó la idea de una ?revancha?, avasallando los derechos de los trabajadores adquiridos durante los años peronistas. La forma en la que se llevó adelante esta revancha implicó despidos de delegados, aumentos de la jornada del trabajo, reforzamiento de la disciplina interna y una mayor presión para lograr la tan promocionada productividad. La revancha patronal, además de este inicial rechazo de las autoridades a cargo del gobierno, encontró también resistencias de los trabajadores por el propio arraigo de la práctica de los derechos sociales, tal como sostienen Alejandro Schneider (2005) y Daniel James (2005). Pero la defensa de los derechos adquiridos en la última década debió buscar otros caminos distintos por la situación política abierta desde las jornadas de septiembre de 1955. La opción sindical, es decir, la posibilidad de acudir al sindicato y que estos resolvieran la situación mediante la negociación con las autoridades del Poder Ejecutivo, si bien aun posible, encontraba a los sindicatos en una posición de debilidad La ponencia abordará, entonces, otro de los caminos que pudieron elegir los trabajadores a la hora de oponerse a la avanzada patronal en el ámbito laboral: el reclamo en la justicia del trabajo. A partir de análisis de causas judiciales de dicho fuero se intentará poner en consideración el rol que la inercia institucional tuvo en esta elección hecha por los trabajadores al sostener en el tiempo una lógica pro obrera en un contexto de reversión de derechos.