Valoración y normatividad: hacia un modelo de racionalidad pragmatista

SÁNCHEZ GARCÍA VICTORIA PAZ

La Plata

Otro; IV Coloquio Internacional de Filosofía del Conocimiento: El carácter práctico del conocimiento. Ciencia, arte y creatividad.; 2014

IdIHCS, FaHCE, UNLP-CONICET

Toda acción requiere ?o lo requirió en algún momento, antes de volverse habitual- de una decisión de hacer. Decidir es la actividad más esencial de todas; actividad que requiere de deliberación, de crítica y de validación y que se extiende a todo el ámbito de acción y pensamiento del ser humano. Por ello la cuestión acerca de qué y cómo decidir deviene central. Según la propuesta del pragmatista C.I. Lewis, en los procesos de toma de decisión una opción se estima como la mejor frente a sus alternativas porque sus consecuencias en la práctica nos resultan más valiosas, es decir, porque conducen a buenos resultados. Pero hay casos en los que, además, ciertas alternativas se eligen porque resultan correctas e imperativas. En este sentido, según afirma Lewis, el conocimiento del valor de las consecuencias de una acción no es suficiente para determinar si una decisión es la mejor que podemos tomar; el comportamiento humano está, asimismo, guiado por reglas que determinan los modos correctos de la acción. Se trata, entonces, de dos cuestiones diferentes, aunque ambas necesarias: por un lado, una teoría de la valoración entendida como un conocimiento empírico fundamental, por el otro, un conjunto de principios normativos que establecen los modos correctos de actuar, de pensar y de decidir. En el presente trabajo, analizamos estos dos modos de evaluar las decisiones humanas dando cuenta de cómo se articulan valoración y normatividad en la propuesta lewisiana. Argumentaremos que, a nuestro juicio, dicha articulación es claramente pragmática y se funda en una concepción de la naturaleza y la razón humanas que resignifican notablemente los vínculos que tradicionalmente se han establecido entre valoración, normatividad y racionalidad.