IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
La invención literaria de Echeverría
Autor/es:
PAS, HERNÁN
Libro:
El matadero / La cautiva, de Esteban Echeverría
Editorial:
Biblioteca del Congreso de la Nación
Referencias:
Lugar: CABA; Año: 2020; p. 7 - 35
Resumen:
El nombre de Esteban Echeverría (1805-1851) responde, tal vez más que ningún otro en la literatura argentina, a una trabajosa y esmerada invención literaria. Hay algunos hitos fundamentales en esa trajinada construcción. El de su viaje a París en 1825 como comerciante de la firma Lezica y su regreso a Buenos Aires en 1830 como literato ?según firma en la aduana portuaria? suele ser citado como el principio de todo. La fábula de pasaje, de comerciante a escritor, simboliza el resultado de un empeño decisivo: no tanto el de su formación parisina ?de cuya estada poco se sabe, a decir verdad? sino antes bien el del aprendizaje de la versificación ?en su viaje, Echeverría llevó algunos pocos libros, entre ellos la célebre Retórica del escocés Hugo Blair y un tomo de La Lira Argentina?.Poco después, con la publicación de Los consuelos en 1834, Echeverría dará un primer paso significativo. El éxito al parecer inusual de esos poemas consagró de una vez y para siempre al poeta rioplatense. Esta idea, que es parte ya de una historiografía mítica, solo resulta sostenible sin embargo desde la ulterior publicación de ?La cautiva?, poema en el que por primera vez aparece representado el enfrentamiento con el indio, la inmensidad del espacio pampeano, la naturaleza local. Ese sólo poema ?desgajado de las otras piezas de las Rimas, que merecieron un razonable olvido? bastó para consagrar a su autor como poeta nacional. Ello fue así por varios motivos. El principal, desde luego, ya ha sido enunciado: la inclusión en el poema del conflicto con los indios, que venía siendo motivo de preocupación y tema de la prensa desde la década pasada, convertido en un drama de fronteras, y del entorno local o, para decirlo con los términos interesados de Sarmiento en su Facundo, del ?espectáculo de una naturaleza solemne, grandiosa, inconmensurable, callada?. En 1871, en el cuarto número del primer tomo de la Revista del Río de la Plata, publicación a cargo de Andrés Lamas, Vicente Fidel López y Juan María Gutiérrez, este último dio a conocer un texto inédito, rescatado de entre los papeles olvidados del poeta, al que presentaba como un ?cuadro? de ?desnudo realismo?, una ?página histórica? de los tiempos de la ?tiranía? rosista. Ese texto era ?El matadero?. Desde entonces, Echeverría pasó a ser el autor de uno de los pocos textos literarios perdurables del siglo XIX.En general, la crítica no ha dudado en ver en ?El matadero? una obra superior, impar respecto del conjunto. Y es que ?El matadero?, a diferencia del poema, se nos presenta como un texto inagotable, contemporáneo y palpitante, en definitiva, un clásico. No obstante, fue su amigo y exégeta, Juan maría Gutiiérrez quien nos legó la imagen de un Echeverría incomprendido, de un poeta moderno, de un narrador naturalista.Sobre esa laboriosa invención, y sobre los protocolos de lectura que se articularon alrededor de ?La cautiva? y ?El matadero? discurren los párrafos que siguen.