IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Prefacio
Autor/es:
MARISTELLA SVAMPA
Libro:
Los monocultivos que conquistaron el mundo.Impactos socioambientales de la caña de azúcar, la soja y la palma aceitera
Editorial:
FOCA
Referencias:
Lugar: Madrid; Año: 2019; p. 3 - 10
Resumen:
En las últimas décadas asistimos a un notorio giro hacia un modelo alimentario de gran escala, con enormes impactos sobre nuestra salud, sobre la vida de animales, plantas y campos, promovidos por políticas de Estado, lógicas de marketing y poderosos lobbies empresariales que se concretan a espaldas de la sociedad. Se trata de un modelo construido por las grandes firmas agroalimentarias del planeta, cuya expansión y consolidación produjo una transformación de los territorios dedicados a la agricultura, sobre todo en los países periféricos; y, por ende, trajo aparejado el desplazamiento y destrucción de otros modos de cultivar y habitar, ilustrados por comunidades campesino-indígenas y diferentes economías regionales. El libro de Nazaret Castro, Laura Villadiego y Aurora Moreno aborda de modo crítico y con gran solvencia el detrás de la escena de un conjunto entrelazado de problemáticas, asociadas a este modelo alimentario. En primer lugar, traza una cartografía global de los monocultivos, a través del análisis de las transformaciones que ha implicado la expansión de tres grandes industrias del monocultivo del siglo XXI, la caña de azúcar, la palma africana y la soja transgénica, en regiones de América Latina y Asia. Ciertamente, el problema ? como señalan las autoras- no son los cultivos en sí mismo sino la dinámica que los recorren, pues por encima de las diferencias, éstos se caracterizan por una lógica global común: una determinada organización del trabajo y de la producción basada en el agronegocio, la gran escala y la orientación a la exportación, la financiarización de la economía, los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos ?como fertilizantes y fungicidas?, la transnacionalización del sector agroalimentario y la tendencia al acaparamiento de tierras. En segundo lugar, el libro analiza los enormes impactos socioambientales de los monocultivos, pues éstos conllevan la aniquilación de la biodiversidad, la tendencia a la sobrepesca, la contaminación por fertilizantes y pesticidas, el desmonte y deforestación. Todas estas formas de producción y de degradación de los ecosistemas son responsables del incremento de la emisión de gases de efecto invernadero, no solo durante el proceso de producción sino también en el transporte de los bienes. Los monocultivos van construyendo así un modelo insostenible e injusto, tanto en términos sociales como geopolíticos, pues repercuten sobre las poblaciones más vulnerables, acentuando las desigualdades sociales al interior de las sociedades en los cuales se implementan; así como incrementan la deuda ecológica del norte global hacia las regiones del sur, en la misma línea que otras formas de neoextractivismo lo hacen in extenso en América Latina, Asia y Africa. Un caso emblemático, por su significación histórica, es el de la caña de azúcar. Como cuentan las autoras, la caña de azúcar fue clave en el desarrollo del sistema capitalista y las dinámicas geopolíticas de la edad moderna. Su expansión contribuyó a la reconfiguración de las estructuras políticas y económicas. ?Sea o no cierto sobre la agricultura en general, no hay duda de que la esclavitud y la caña de azúcar han ido de la mano. Lo saben bien en Cuba, que, junto a Brasil y otras islas caribeñas, ha sido durante siglos el motor de la industria azucarera global?.En tercer lugar, este libro tiene la particularidad de no agotarse solamente en un análisis por demás enjundioso de los procesos que conllevan estos monocultivos, sino también de indagar en las transformaciones subjetivas que éstos producen, recogiendo las voces y testimonios de aquellxs que sufren sus consecuencias, tanto en términos de explotación ?porque constituyen mano de obra barata y son carne de cañón para llevar a cabo actividades altamente contaminantes-, como en términos de despojo, desplazamiento y criminalización, en nombre del ?progreso? y el crecimiento económico. En esa línea, el agronegocios como paradigma implica la desestructuración de los marcos sociales y colectivos previos, a partir del desplazamiento de un modelo de agricultura campesina y/o familiar, o una economía regional, hacia el modelo del management, que entiende la tierra como mercancía. A través del relato de los afectados podemos visualizar el modo en cómo se transforman paisajes y plantaciones, cómo el territorio se convierte en un ?campo sin campesinos? o, como se sabe hace años acerca de la soja transgénica en Argentina, en una ?agricultura sin agricultores?. Así, los cambios no son sólo estructurales. El análisis de la expansión de los monocultivos se completa siguiendo el hilo de las voces bajas y los cuerpos siempre invisibilizados de los sectores subalternos, que ilustran de un modo dramático el despojo y el desgarramiento de las subjetividades a través de la acelerada destrucción de un determinado modo de producir y de habitar los territorios y la instalación de un nuevo sistema de valoraciones. En tanto modelos de ocupación territorial, convierten a los campesinos en meros ?superficiarios?, o en arrendatarios de sus propias tierras, pues éstos pierden por completo el control de las transformaciones del territorio. Pero en no pocos casos, estos desgarramientos abandonan el espacio individual y se transforman en resistencias colectivas, tal como sucede con los agrotóxicos en Argentina, con las Madres del Barrio Ituzaingó; en Brasil, desde hace décadas, con las tomas y ocupaciones territoriales del Movimiento Sin Tierra, o en Colombia, con la defensa de la ancestralidad en La Gran Comarca Territorial del Pacífico. Por úlltimo, el libro vuelve sobre el modelo alimentario que producen dichos monocultivos, desde la caña de azúcar, los biocombustibles, el aceite de palma, la soja transgénica, para desarrollar fuertes cuestionamientos. Como sostienen las autoras, estamos ante la consolidación de ?un régimen agroalimentario corporativo?, que impacta negativamente sobre millones de habitantes. Dichos modelos alimentarios no alimentan; antes bien, el consumo de productos ultraprocesados conlleva severos impactos en la salud; generan adicción y numerosas enfermedades, entre ellas la obesidad, que es ya una epidemia mundial. Asimismo, reflejan una tendencia a la homogeneización: ?La apariencia de variedad de marcas y coloridos envases que ofrecen las góndolas de los supermercados oculta un agudo proceso de homogenización de los ingredientes y de oligopolización de la alimentación a escala planetaria. El aceite de palma es un caso paradigmático: es un ingrediente que, según el propio sector palmero, está presente en uno de cada dos productos que se venden en un supermercado y Unilever, el primer demandante mundial de este aceite con 1,5 millones de toneladas, el 3% de la producción mundial?. En la actualidad, poco a poco y pese al fuerte lobby empresarial, dichos cuestionamientos comienzan a tener una mayor resonancia global, visible en los reclamos de organizaciones de consumidores y asociaciones civiles como en la proliferación de movimientos y experiencias que apuntan a una producción sana y agroecológica. Además de ello, paradojas de la globalización mediante, aunque los medios y recursos están en manos de unas pocas corporaciones globales, como sostienen las autoras, según un estudio de ETC Group de 2017, la red campesina todavía provee un 70% de los alimentos que se producen en el mundo, a pesar de contar sólo con el 25% de los recursos.En definitiva, estamos ante un libro compuesto de varias capas y niveles. Si el impulso inicial apunta a la deconstrucción de los modelos alimentarios hegemónicos, el movimiento en profundidad que va del análisis de las lógicas globales y neocoloniales, a la escucha de las voces de los desplazados; de la crítica a la reivindicación de otros modelos sostenibles e incluyentes, ilustra de modo cabal la vocación anfibia de las autoras, quienes provienen del colectivo de periodistas independientes Carro de Combate. Desde 2012, dicho grupo investiga el origen de los productos que consumimos y plantea como desafío tomar conciencia de que consumir es un acto político. Si al inicio, investigaban la trama empresarial que hay detrás de los productos que consumimos, prontamente, con la profundización del análisis, el colectivo comenzó a hacer hincapié no sólo en las condiciones laborales sino también en los impactos ambientales y sobre la salud. No es casual que la primera investigación de Carro de Combate haya sido sobre el azúcar, de la cual salió el Amarga dulzura. Una historia sobre el origen del azúcar, autoeditado en 2012. A éste le siguieron otros informes, que luego fueron reunidos en el volumen Carro de Combate, editado tanto en España como en Argentina, para sumar posteriormente ?un análisis en profundidad sobre los impactos del aceite de palma, el más usado por la industria alimentaria y cosmética?. Hoy, parte de esas investigaciones aparecen sintetizadas en este texto.Así, este libro coral propone adentrarnos en los territorios devastados, sus dinámicas globales y sus configuraciones socio-territoriales, al tiempo que plantea como gran desafío cómo cambiar el modelo alimentario, cómo apoyar las formas de producción agroecológica que se extienden en el mundo y reclaman soberanía alimentaria. Ciertamente, como las autoras vislumbran, para ello es necesario explorar y avanzar hacia otras formas de organización social, basadas en la reciprocidad y la redistribución, que coloquen importantes limitaciones a la lógica de mercado. En la actualidad, en América Latina como en otras latitudes, existen una pluralidad de experiencias de autoorganización y autogestión ligadas a la agroecología y la economía social y el autocontrol del proceso de producción, de formas de trabajo no alienado, otras ligadas a la reproducción de la vida social y la creación de nuevas formas de comunidad. Incluso en un país tan «sojizado» como Argentina se han creado redes de municipios y comunidades que fomentan la agroecología, proponiendo alimentos sanos, sin agrotóxicos, con menores costos y menor rentabilidad, que emplean más trabajadores. Asimismo, en Europa, el léxico experiencial y emancipatorio desarrollado en las últimas décadas profundiza el diagnóstico de la crisis sistémica (los límites sociales, económicos y ambientales del crecimiento, ligados al modelo capitalista actual) y abre el imaginario de la descolonización a una nueva gramática social y política en la que se destacan diferentes propuestas y alternativas: auditoria de la deuda, desobediencia civil, renta universal ciudadana, ecocomunidades, horticultura urbana, reparto del trabajo, monedas sociales. En suma, gracias al talante combativo de estas tres mujeres que, apelando a campañas de crowdfunding para financiar sus investigaciones, recorren el mundo, uniendo olfato periodístico y rigor analítico, compromiso militante con los sectores subalternos y mirada antipatriarcal, es que lxs lectorxs tienen hoy entre sus manos un libro-síntesis que nos presenta una cartografía global de los monocultivos, al tiempo que plantea como gran desafío el de crear y sostener alternativas a los modelos de desarrollo dominantes, a partir de la puesta en práctica de estrategias de transición que impliquen una descolonización del imaginario social ?en términos de producción, consumo y distribución- que marquen un camino viable y posible hacia una sociedad poscapitalista.