IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
La unidad de la obra de arte. Variaciones pragmatistas de un tema leibniziano
Autor/es:
VARGAS, EVELYN
Libro:
John Dewey, una estética de este mundo
Editorial:
Universidad de Zaragoza
Referencias:
Lugar: Zaragoza; Año: 2018; p. 405 - 419
Resumen:
La estéticade Dewey se sale de la estela kantiana que ha privilegiado una concepciónjudicativa de lo estético sustituyéndola por un enfoque experiencial, pero otro filósofo ilustrado, Leibniz,se habría movido ya en una dirección parecida. Deweyse refiere expresamente a Leibniz en El arte como experiencia para explicarlo que entiende por la «unidad orgánica» de la obra de arte, en contraposicióna la distinción habitual entre su materia y su forma. La unidad orgánica es lo que hace que la obra pueda ser objeto en su totalidad de unaúnica experiencia de percepción, por más que esta se extienda en el tiempo(en el sentido de Dewey, ninguna experiencia puede ser instantánea, justamenteporque es dinámica). Y aunque, para Leibniz, la unidad orgánica esmás bien lo que distingue a los seres naturales, u organismos, de los productosdel arte humano, también entiende que la obra de arte es una unidadde percepción y que en toda percepción hay «unidad en la variedad»,fórmula que repetirá Dewey. La experiencia estética, por ser sensible, espara Leibniz un «conocimiento confuso», pero «el sentimiento estético nodebe entenderse como un intento de conceptualización que fracasa; es unapercepción que se destaca de otras por su multiplicidad distintiva o unidadformal», y es esa variación que no llega a romper la unidad confusamentesentida lo que, según Leibniz, genera el placer que la acompaña y que unacomprensión intelectual, aun siendo clara y distinta, arruinaría (o más biensustituiría por «placer intelectual», categoría que, obviamente, Dewey nocontrapondría a la anterior). A partir de aquí se reflexiona sobre el carácterde la unidad que Dewey atribuye a la obra artística, en particularsobre su posibilidad de conceptualización lingüística, algo que Leibniz habíanegado señalando que lo que captamos en la percepción estética es un«no sé qué» no tipificado en conceptos claros y distintos. Para Dewey, encambio, el carácter intrínsecamente cualitativo de la experiencia estética noimpide que ulteriormente pueda ser conceptuada abstractamente, lo queindica que no se trata de un «conocimiento confuso», aunque su sentidoinmediato no sea intelectual. En último término, la convergenciaparcial entre Dewey y Leibniz muestra que un empirismo relacionalcomo el del primero y un racionalismo que, como el del segundo, atiendeal carácter encarnado del intelecto, pueden hallar en la experiencia estéticaun interesante punto de encuentro.