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Este artículo analiza la etapa de transformaciones y profesionalización de la policía de la provincia de Buenos Aires durante la primera mitad del siglo veinte. En este periodo, la policía pasó de ser un instrumento maleable y de relativa efectividad al servicio de los gobiernos de turno, a transformarse en una agencia estatal disciplinada, verticalmente organizada e ideológicamente moldeada, que se alineó a los objetivos militares y políticos con los que se pretendió neutralizar y anular las disidencias, la protesta social y la radicalización de las prácticas políticas opositoras a los gobiernos de turno a partir de los años sesenta. El trabajo comienza destacando una primera etapa, entre la separación con la policía de la capital en la década de 1880 hasta finales de los años veinte. La mayoría de los intentos y propuestas reformistas (escuelas de formación, reorganización de la estructura, plan de carrera, etc.) quedaron sin concretar. Sin embargo, contribuyeron a la circulación de un repertorio de medidas que servirían de base para la etapa siguiente. Luego, se divide la etapa de profesionalización en tres: 1) la década del treinta, donde se ponen las bases para importantes transformaciones de la agencia policial, explicando también porqué muchas de ellas no llegaron a concretarse; 2) la revolución de junio de 1943 más el periodo peronista, pues en lo que hace a las reformas de la policía provincial estos dos momentos históricos son en realidad uno solo, en el cual se llevó a cabo una profunda reestructuración de dicha agencia estatal; y 3) el periodo de la revolución libertadora, que definitivamente pone a la policía al servicio de un régimen reaccionario y opresivo, aprovechando una etapa madura de profesionalización con una fuerte impronta de militarización de su estructura y de sus cuadros.