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En el conjunto de atributos típicamente masculinos que caracterizan al personaje de Lisístrata, la heroína de la comedia homónima, se destaca muy especialmente su competencia para hablar sobre cuestiones de guerra -un tipo de saber esencialmente masculino- como si fuera una verdadera guerrera, vale decir, abrevando en un registro lingüístico de índole militar para dar nombre a sus propias acciones, aquellas que describen su interacción con el resto de las mujeres, y también a las del grupo femenino. Con este trabajo, pretendemos sacar a la luz una serie de tecnicismos propios del lenguaje bélico-militar que forman parte constitutiva de su discurso, y, de esa forma, ahondar sobre las ambigüedades y su compleja factura. Estas tensiones se potencian, además, porque esta pose "guerrera" es adoptada por quien defiende como ninguna otra figura del drama la perspectiva antibélica; se produce entonces una ostensible oposición entre lo que el personaje dice y hace y la forma en cómo lo dice y cómo lo hace.