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En 1930 Roberto Arlt inicia, enviado por El Mundo, su primer viaje fuera del país. En este recorrido conoce Uruguay, y algunas zonas de Brasil. A partir de los años veinte, tal como señala Sylvia Saítta, con la aparición del periodismo masivo y comercial habían comenzado a viajar otros escritores. Junto con Raúl González Tuñón, Alberto Ghiraldo y Cayetano Córdova Iturburu, Arlt inaugura un nuevo modelo de crónica de viajes. Lejos de los recorridos realizados por los escritores de la clase alta, en los años treinta se establece un nuevo tipo de viajero profesional que recorre distintos escenarios a la vez que debe cumplir con las demandas del diario. En 1934, un año después de haber realizado un breve itinerario por el litoral argentino, emprende su viaje a la Patagonia. En estas aguafuertes el cronista se enfrenta por primera vez con un paisaje liberado de rastros urbanos. El impacto que surge de ese contacto entre el escritor y el espacio se traduce en un intento por aprehender su experiencia a partir del conocimiento sobre la geografía cordillerana que Arlt poseía previamente al viaje. Como en la mayor parte de sus textos de viaje, es necesario resaltar que también en estas aguafuertes se agrega un elemento novedoso al formato crónica: el medio fotográfico. La mayoría de esas notas fueron publicadas junto con dos o tres imágenes capturadas por el mismo Arlt a lo largo de su trayecto por el sur del país.