La filosofía de la historia kantiana: entre la intención de la naturaleza y la moralidad.

BELVEDRESI, ROSA ELENA

Experiencia y límite

Univ. Nac. del Litoral

Lugar: Santa Fe; Año: 2009;

Es bien conocido que en los breves textos que Kant en su madurez dedicó a la reflexión filosófica sobre la historia, apeló a un principio teleológico que le brindara una herramienta para pensar a la historia como sistema. Tal principio fue caracterizado como la “intención oculta de la naturaleza”. La comprensión de este principio requiere de una mirada cuidadosa ya que una interpretación demasiado hegeliana, que homologara la intención de la naturaleza a la astucia de la razón, entraría en contradicción con el sistema moral kantiano, y más aún, generaría inconsistencias internas ya que chocaría con su defensa de la historia como progreso moral de la especie humana. Más bien, la creencia en una intención de la naturaleza que empuje al hombre a su pesar al progreso indefinido, hará las veces de una “profecía autorrealizadora”, ya que es esa creencia la que hace tal progreso posible. Hecho claro que el principio teleológico propuesto se explica más por su utilidad pedagógico-política que por su eficacia predictiva, resta todavía congeniar la filosofía de la historia kantiana (o la que es posible inferir a partir de los textos) con su teoría moral. Es obvio que la propuesta kantiana acerca de la moralidad debe contentarse con un pobre correlato en las acciones humanas concretas, algo que el propio Kant admite; pero en el caso de la historia como empresa social, el hombre debe ser tratado como un niño que persigue un sueño. ¿Cómo mantener la dignidad moral del hombre si éste se encontraría en un estado tal de inmadurez pre-ilustración que debe ser “inducido” por la creencia en una intención ilusoria de la naturaleza para el desarrollo progresivo de su conciencia moral? A partir de este desarrollo se reconocen dos nudos problemáticos, cuyo análisis será el objeto de este trabajo: -En primer lugar, Kant parece aceptar el dudoso supuesto de que la creencia por parte de los agentes históricos individuales en una intención de la naturaleza facilitaría la realización de un plan racional de la historia, un precario “reino de fines”, que resultaría de la armonía natural de las voluntades individuales. Sin embargo, ¿cómo traducir la diversidad de intenciones individuales a un resultado colectivo racional? -En segundo lugar, la posibilidad de realización de la intención de la naturaleza puede impactar negativamente en los supuestos de la teoría moral kantiana, efectivamente, ¿qué quedaría de ésta si los hombres se resistieran a admitir, como de hecho es muy habitual, que la historia tiene algún plan? Lo que es lo mismo que preguntarse, ¿cómo es posible conciliar la persona moral nouménica, que actúa por deber, y el agente histórico fenoménico? Es decir, ¿cómo se puede pensar a la historia efectiva como una empresa moral de la que el hombre, en cuanto agente, es responsable?