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Los lugares, los barrios, las plazas, las casas, los caminos por los cuales transitamos y en los cuales vivimos en general nos remiten a representaciones inmutables, nos remiten a permanencias, a lo incambiado, lo perenne. Pero las ciencias del espacio han reformulado y problematizado su rol entre las ciencias sociales en el último siglo y es así como asistimos en la actualidad a una, según palabras de Doreen Massey ?moda? geográfica, donde el espacio es entendido como una categoría en permanente transformación y que requiere de herramientas analíticas adecuadas para comprender su enorme significación para la vida social. Y ¿porque consideramos importante dedicarnos a analizar la categoría espacial y su importancia para comprender la constitución de las identidades colectivas? Porque las identidades tienen un ?cemento? espacial que no pocas es veces es olvidado y dicho olvido en ocasiones imposibilita, según nuestra concepción, la comprensión de las acciones, valoraciones e identificaciones de los colectivos sociales que encarnan dichas identidades. Propongo, de acuerdo a este punto de partida, realizar el siguiente recorrido: en el primer apartado del capítulo me abocaré al tratamiento teórico de las categorías centrales del tema propuesto: por un parte, me dedicaré a resumir brevemente las concepciones teóricas en torno al espacio, el territorio y el lugar que me permitan arribar a definiciones distinguibles y, por otra, a la problematización del concepto de identidades colectivas y sus distingos entre identidades sociales e identidades políticas. Luego, presentaré el argumento que permite operacionalizar dichas categorías para el análisis de la acción colectiva de los movimientos sociales, tomando como caso específico un movimiento de desocupados en Argentina. Por último, presentaré algunas de las conclusiones que bajo la forma de palabras finales permiten dar un cierre provisorio a la discusión planteada.