IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Crónicas pandémicas: preguntas en torno a la experiencia educativa
Autor/es:
DI PIERO EMILIA
Revista:
Política Universitaria
Editorial:
IEC-CONADU
Referencias:
Año: 2021 vol. 7 p. 46 - 48
ISSN:
2362-2911
Resumen:
Vivimos una distopía que ocurre en un lugarconcreto y solo en uno: nuestras casas.Frente a esto, ¿qué deberían hacer lasinstituciones educativas? Esa perplejidad nopuede traducirse en inacción. La irresolución yel titubeo son lujos no permitidos a todxs porigual. Jardines de infantes, escuelas, institutos,universidades. Todos esbozamos alguna propuesta frente a la crisis pandémica. ¿Qué hacer?¿Seguir enseñando? ¿?Mirar al futuro?, comome indicaron hace poco? Muchas instituciones educativas proponen actividades virtuales.Frente a esto vengo leyendo varios textos: unoscríticos, otros celebratorios.Los discursos críticos señalan varias aristas:por un lado, las distancias insondables entre laeducación presencial y una virtualidad que nodeja lugar a la complicidad de las miradas, al humor, al gesto, a la invaluable cuestión humanaconstitutiva del acto de enseñar. Se trata de unareedición de los cuestionamientos al homeschoolingen relación con el lugar en el que queda la integración social, los lazos en general y la sociabilidad entre pares en este tipo de propuestas adistancia. Por otro, desde un ángulo gremial, sesostiene que también lxs docentes en este contexto estamos sobrecargadxs con otras tareasCRÓNICASPANDÉMICAS:PREGUNTAS ENTORNO A LAEXPERIENCIAEDUCATIVA11 Publicado originalmente el 10 de abril de 2020.EMILIA DI PIEROINSTITUTO DE INVESTIGACIONES ENHUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES ? CONICETUNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA47POLÍTICA UNIVERSITARIA IEC - CONADU JULIO 2021APUNTES(cuidado de hijxs o adultxs mayores, entre otras)que hacen difícil cumplir con los requerimientos de la actividad virtual. Además, no siemprela capacitación, la conectividad ni los recursostecnológicos son suficientes, tampoco, entre lxsdocentes. En tercer lugar, se señala que se estaría perdiendo calidad educativa en una apuestaimprovisada a la virtualización. Por último, quelas desigualdades concretas, las desigualdades deacceso a los dispositivos tecnológicos y a la conectividad, las desigualdades en relación con ellugar en el que cada unx vive y con quiénes vive(familias con experiencias más o menos cercanasa la propuesta escolar), las posibilidades realesde dedicar un espacio y un tiempo a actividadesrelacionadas con el aprendizaje, potencian viejas desigualdades y crean desigualdades nuevas.Los discursos celebratorios, por su parte,también tienen sus variantes. Por un lado, losposicionamientos más radicalizados, ponen (otravez) al aula tradicional en el banquillo de acusada permanente: sería la oportunidad para que lasinstituciones educativas y sobre todo la escuela, ala que (des)califican como arcaica, se deconstruya y renueve, para que, por fin, dé espacio a losniñxs y jóvenes del siglo XXI, al trabajo virtualy a la creatividad. Festejan una suerte de ?virtualización forzosa? y le señalan a las institucionesy a sus docentes los desafíos de los que deberíanhacerse cargo porque entienden que la cuarentena sería una oportunidad de innovación enla era digital. Otros, más moderados, sostienenque tal vez parte de la virtualización sobrevivaa la pandemia y mejore la propuesta educativaactual, enriqueciendo la enseñanza aunque sinbuscar el reemplazo integral del aula con tiza ypizarrón. La virtualización también se ponderacomo apuesta a una política de retención, a noencontrar las aulas vacías cuando pase el temblor. Por último, la virtualización se valora comoun modo (uno más) de sostener el lazo social: setrata de la vieja función integradora del sistemaeducativo reiventada en este contexto particular.