IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Reseña bibliográfica al libro El pragmatismo conceptualista de C.I. Lewis. Una revisión crítica, de Victoria Paz Sánchez García
Autor/es:
MATTAROLLO LIVIO; SÁNCHEZ GARCÍA VICTORIA PAZ
Revista:
DIÁNOIA
Editorial:
UNAM
Referencias:
Lugar: México D.F.; Año: 2017 vol. LXII p. 240 - 244
Resumen:
Fruto de varios años de investigación en la Universidad Nacional de La Platay publicado en la colección del Seminario de Investigación sobre Sociedad delConocimiento y Diversidad Cultural de la Universidad Nacional Autónoma deMéxico, El pragmatismo conceptualista de C.I. Lewis. Una revisión crítica es elprimer libro de Victoria Paz Sánchez García y constituye, sin duda, un valiosoaporte para la comunidad filosófica hispanoamericana. Son varios los factoresque intervienen para fundamentar esta afirmación: por un lado, Sánchez Garcíaaborda la obra de Lewis de modo integral, y da cuenta de todos sus grandeslibros y de una enorme cantidad de artículos y ensayos. Por otro lado, el análisisse aborda desde la perspectiva de la teoría del conocimiento y de la ética. Esaperspectiva resulta novedosa en el tratamiento de Lewis ?quien es estudiado,en general, sólo por sus aportes en el campo de la lógica?. En atención aque salvo contadas excepciones no hay traducciones de los textos de Lewis alespañol ni trabajos en nuestra lengua que analicen sus tesis, El pragmatismoconceptualista de C.I. Lewis representa una vía de acceso a la obra del filósofo(pues incorpora en sus páginas muchas citas directamente traducidas porSánchez García) y una inmejorable invitación a tratar con las fuentes propiamentedichas. Las consideraciones precedentes se fundan en que el trabajo deSánchez García es de una claridad expositiva y una rigurosidad interpretativanotables, cualidades que le permiten sostener sus tesis de forma sólida y muybien argumentada. Por último, y no menos importante, el recorrido que planteapermite explorar algunos temas de la agenda actual de la epistemología, entreellos la relación entre ciencia y valores, desde un punto de vista muy sugerentey rico en herramientas teóricas para abordar la cuestión.El libro se estructura en cuatro grandes partes y una conclusión general,cada una de las cuales va aportando elementos, desde distintas perspectivas,para abonar las tesis centrales del trabajo: que Lewis es un genuino pragmatistay que, con esa clave de lectura, sus propuestas pueden interpretarse como unsistema filosófico de ideas consistentemente articuladas, al tiempo que la obralewisiana muestra tener un potencial significativo no sólo en lo que respecta ala teoría del conocimiento, sino sobre todo en lo que se refiere a la teoría dela valoración, a la ética y a la política. En vista de lo anterior, la primera partees una presentación en términos históricos del pragmatismo clásico norteamericanoy tiene como objetivo inscribir a Lewis como un miembro pleno de esemovimiento filosófico, junto con Charles Sanders Peirce, William James, JohnDewey o George Herbert Mead. El capítulo 1 introduce algunos rasgos delpragmatismo, en especial, el modo en que modifica los términos de los debatesfilosóficos clásicos ?piénsese en las clásicas dicotomías sujeto/objeto,razón/experiencia, hecho/valor? y el acento que se pone en la acción humana,en los valores que la orientan y en la interpretación del conocimiento comouna guía para esa acción. En el capítulo 2 se presenta la vida y obra de Lewis,vale decir, su recorrido filosófico desde los primeros cursos en Harvard hastasu madurez intelectual, incluyendo el encargo de ordenar los manuscritos dePeirce. El capítulo 3 brinda elementos para sostener la lectura de Lewis comofilósofo pragmatista desde un punto de vista conceptual, mediante un análisisde la noción de experiencia entendida sobre todo en términos de transacciónentre individuo y ambiente, de articulación y continuidad entre acción, conocimiento,significado y valoración que, según pretende mostrar Sánchez García,brinda cohesión y sentido a todo el proyecto lewisiano.La segunda parte se dedica a analizar qué implica el pragmatismo conceptualistaen la filosofía de Lewis. En este contexto, el capítulo 4 presentael conocimiento como la interpretación, creencia o inferencia ?en términosconceptuales?que acompaña a la presentación sensible, que puede ser correctao incorrecta, inducida por pasajes de experiencia previos y que va más alláde la experiencia cognitiva particular, cuyo objetivo es guiar la acción y bajoningún concepto describir una realidad absoluta y antecedente, por el simplehecho de que nunca tenemos contacto directo y pasivo con ella. El capítulo 5,de una elaboración conceptual notoria, discute diversas interpretaciones entorno a dos temas: i) el debate metafísico entre realistas e idealistas y el debateepistemológico entre fundacionistas y coherentistas; y ii) la teoría del significadopragmatista. A partir de allí se avanza en el análisis de la teoría delconocimiento de Lewis, entendido como aquello que surge de la aplicaciónde ciertos patrones conceptuales a lo dado sensiblemente, mediante un actointerpretativo siempre hipotético, falible y orientado por criterios pragmáticos.En estos pasajes se pone en juego un aspecto crucial de la interpretación deLewis respecto de su frecuente vinculación con la filosofía kantiana, puestoque los esquemas conceptuales lewisianos tienen su origen en la experiencia,y no sólo pueden, sino que deben cambiar en virtud de criterios pragmáticos.Más aún, el elemento a priori es independiente de esta experiencia, pero node toda experiencia, de modo que, desde el punto de vista de su génesis, ela priori lewisiano no responde a ninguna estructura metafísica trascendental,sino que es un producto histórico, social y contextual que se elige y que puedemodificarse en virtud de criterios pragmáticos, es decir, del éxito que tenganpara ordenar la experiencia en relación con los valores y fines que se deban satisfacer.En este punto, Sánchez García argumenta a favor de la idea de que larelatividad epistémica de lo dado no es excluyente ni contradictoria con la tesisde su independencia metafísica, de modo que lo dado es una categoríaepistemológica que sirve para hacer distinciones analíticas en el interior de lareflexión filosófica, que se diferencia de la ?realidad? en cuanto que esta últimaremite a un supuesto metafísico. La segunda parte del libro se cierra conel capítulo 6, donde la autora señala el carácter estructural de la dimensiónpragmática de la teoría del conocimiento de Lewis en la medida en que estransversal al origen, función y fin de la actividad cognitiva del sujeto y enque, en consecuencia, la elección de determinado sistema categorial respondeal conjunto de valores, fines e intereses que persigue la comunidad en unmomento determinado. La pregunta filosófica que se impone, y que se trabajaen este mismo capítulo, apunta al problema del cambio conceptual, es decir,cómo, cuándo y por qué abandonamos un conjunto de a prioris históricos paraadoptar otro?explicación que por supuesto no correrá por el lado de la verdadepistémica o de una mejor descripción de los hechos del mundo?.La tercera parte del libro representa uno de sus aportes más interesantes,puesto que identifica algunas tensiones teóricas que surgen del propio planteamientolewisiano. El capítulo 7 retoma el clásico problema metafísico entrerealismo e idealismo, vinculado sobre todo con la dinámica que propone Lewisentre el elemento dado y el elemento a priori y a su tesis de que se puedeafirmar sin contradicción la relatividad del conocimiento y al mismo tiempo laindependencia de su objeto. El siguiente capítulo aborda el problema de lascondiciones de aceptabilidad de las creencias, e incluye conceptos como losde justificación, verificación y verdad. Respecto de esta última, Sánchez Garcíase encarga de señalar que si bien Lewis, en sintonía con el pragmatismo clásico,vincula estrechamente verdad con justificación, también busca mantenercierto límite entre ambos conceptos, vale decir, mantener alguna concepciónsemántica de la verdad que funcione como ideal regulativo de la investigación,fundado pragmáticamente (pp. 121?122). Es interesante destacar aquí que ladiscusión en torno a la justificación del conocimiento le permite a la autorahacer una comparación entre distintas interpretaciones que han optado porsoslayar el componente pragmatista de la filosofía de Lewis y que en consecuenciahan vinculado a Lewis a un fundacionismo de tipo empirista clásicoy han fragmentado una teoría que debería leerse de modo integral. Al mismotiempo, Sánchez García señala que Lewis no puede ser objeto de las críticas al?mito de lo dado? de Sellars, sino que, por el contrario, estaría más bien dellado crítico del mito, en la medida en que nuestra percepción del mundo sóloes posible mediante la aplicación de conceptos interpretativos, definidos comoa priori históricos y que se eligen pragmáticamente, y en la medida en quelo dado se entiende en los términos de indicio sensible e increado, susceptiblea la aplicación de patrones en virtud de su categorización.La cuarta parte aborda los vínculos entre valoración, normatividad y racionalidadcomo base de las decisiones pragmáticas, teniendo en cuenta que,para Lewis, acción y conocimiento se refieren la una al otro, recíprocamente.El capítulo 9 analiza la distinción que plantea el filósofo entre lo bueno y locorrecto, distinción que en cierto punto y de acuerdo con la autora es análogaa la diferencia entre verdad y justificación, en la medida en que lo correcto esaquello que creemos justificadamente que conducirá a buenos resultados deexperiencia, más allá de que las consecuencias resulten efectivamente buenaso no. Al tratar este tema, Sánchez García delinea el perfil de una ?filosofía dela ética? que no se aleja, sino que, por el contrario, profundiza algunas tesisfundamentales del pragmatismo clásico, al tiempo que salva a Lewis de lasacusaciones de ?pragmatista herético? (pp. 168?169). El capítulo 10 abordadesde una perspectiva lewisiana uno de los supuestos fundamentales de lamodernidad e incluso de la contemporaneidad: la neutralidad valorativa delconocimiento que cristaliza en la separación taxativa entre ciencia y valores. Elsiguiente capítulo se concentra en la dimensión normativa de la experiencia,a la luz de la pregunta sobre cómo tomar las mejores decisiones. La principallabor será evaluar la legitimidad de los imperativos racionales que proponeLewis, cuyo rechazo supone una inconsistencia pragmática y una negación delcarácter racional del hombre, por lo cual se instituyen como categóricos. Losimperativos de consistencia, de contundencia o convicción, de prudencia, dejusticia y de objetividad determinan la condición de autorregularse según imperativos,la cual es central para el ser humano y se apoya en lo que el propioLewis denomina un dato de la naturaleza humana y en una idea de racionalidaden clave pragmatista que permite, según agrega Sánchez García, iluminarretrospectivamente todo el trazado filosófico del autor. Partiendo de laselaboraciones precedentes, los capítulos 12 y 13 presentan un modelo de racionalidadpragmatista que considera la valoración y la normatividad comodos ejes fundantes y que remiten a la descripción lewisiana de la naturalezahumana. En este sentido, se resignifica el vínculo entre lógica, epistemología,ética y racionalidad, en la medida en que no somos inteligentes y racionalesporque seguimos ciertos imperativos, sino que, a la inversa, seguimos ciertosimperativos porque somos inteligentes y racionales.A modo de balance, considero que Sánchez García logra sostener sus hipótesisa partir de una revisión bibliográfica exhaustiva y de un trabajo argumentativosólido y detallado, tal como se puede observar, también, en las conclusionesfinales del libro. El trabajo de Sánchez García cobra un valor dobleen la medida en que resalta las líneas pragmatistas de los textos de madurezde Lewis, en los que justamente se apoyan quienes hacen una lectura másanalítica y menos pragmatista del autor, de modo que, como metodología, laautora decide abordar las fuentes más controvertidas y, en la medida en quesale airosa, refuerza su propia interpretación. Así, las intenciones de despertar el interés por el pensamiento de Lewis y de brindar un material consistentepara acompañar el abordaje de su obra han sido totalmente cumplidas y superadas,dejando abiertas distintas líneas de investigación dentro de este marcoteórico. En suma, auguramos que El pragmatismo conceptualista de C.I. Lewis.Una revisión crítica será un libro de cabecera para todo aquel que incursioneen la rica y compleja filosofía lewisiana.