IDEHESI   22109
INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTORICOS, ECONOMICOS, SOCIALES E INTERNACIONALES
Unidad Ejecutora en Red - UER
congresos y reuniones científicas
Título:
Ciclos económicos, sector externo y sistema monetario en la Argentina
Autor/es:
RAPOPORT, MARIO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; Econ 2008, “Las grandes crisis mundiales y los organismos financieros internacionales: 1970-2000”; 2008
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Económicas, UBA
Resumen:
La cuestion monetaria en Argentina es una parte indisoluble de su historia economica, pero casi siempre subordinada al devenir de su sector externo. La consolidacion del Estado nacional hacia 1880, se plasmo tambien en la creacion de un sistema monetario unificado. Pero uno de los problemas principales que dicho sistema no logro resolver fue la permanente necesidad de recursos provenientes del exterior, dado que las dificultades para acumular capitales internamente llevo al pais a suplirlos con endeudamiento, incluso cuando una y otra vez se mostro que tal intencion resultaba, a la larga, profundamente gravosa.Las caracteristicas y la importancia del comercio exterior y la manera rentistica y especulativa de acumulacion de valor por parte de las clases economicas dominantes ato el sistema monetario interno a los avatares de los vinculos economicos y financieros con el exterior. Esa relacion se manifiesta como una constante a lo largo de la historia del pais, determinando las caracteristicas de la expansion y contraccion de la masa monetaria, sus vinculaciones con los ritmos inflacionarios y la distribucioon del ingreso, y los mecanismos de fijacion del tipo de cambio. En ese marco, el fenomeno del endeudamiento y su servicio aparecen como un elemento recurrente en la economia nacional.El sistema monetario en la Argentina, al igual que su sistema productivo, está estrechamente ligado a los ciclos económicos y al sector externo. Desde la independencia misma, la aceptación de las diferentes monedas locales y el sistema financiero estuvieron sometidos a ciclos muy marcados, que se encontraban, determinados por el signo de la balanza comercial, de los flujos de capital y de la capacidad de endeudamiento. Así, ante la afluencia neta de oro el sector financiero se expandía, las instituciones bancarias se fortalecían y las monedas locales lograban una creciente aceptación. Por el contrario, cuando las reservas de oro o divisas entraban en un periodo de contracción, la aparente solidez se derrumbaba.Los ciclos económicos que se reconocen en esa estrecha vinculación entre el sistema monetario y el sector externo, sin embargo, tienen características diferentes en los distintos periodos largos de la historia argentina. Es que tales ciclos han estado profundamente relacionados con las estructuras productivas, comerciales y financieras predominantes en el mediano y largo plazo. En cualquier caso, los vínculos de la economía con el exterior son determinantes y a la vez peculiares en cada uno de los tres modelos económicos por los que transitó la Argentina a lo largo de su historia. Así, durante la época del esquema agroexportador los ciclos se basaban en un fuerte endeudamiento externo y en el montaje y desarrollo de una estructura agropecuaria, sustentada en las exportaciones, con un mercado mundial que necesitaba los productos argentinos. En cambio, durante el modelo de industrialización por sustitución de importaciones el endeudamiento externo era pequeño y la inversión extranjera se radicaba mayormente en el sector industrial, orientado sobre todo al mercado interno, aunque con falencias y desniveles. Finalmente, con el modelo rentístico-financiero, que predominó desde la dictadura militar de 1976, el endeudamiento externo volvió a constituir la principal explicación de los ciclos, aunque esta vez predominó el sector financiero y ni la producción interna ni las exportaciones jugaron un rol clave. Este proceso culminó con la crisis de 2001-2002.Ahora, la situación es distinta a los anteriores períodos descriptos, aunque tiene todavía algunas características similares a cada uno de ellos. En primer lugar, el crecimiento de los últimos años estuvo basado en el ahorro interno de la economía, es decir, se creció sin necesidad de endeudamiento externo. Este es un punto fundamental que marca una ruptura con el modelo rentístico-financiero, así como también una diferencia sustancial con el esquema agroexportador. En segundo lugar, el sector industrial, basado en el mercado interno, volvió a ser un elemento principal de las altas tasas de crecimiento del PBI, acompañado ahora por una situación favorable en el frente externo que sigue siendo predominantemente primario-exportador.Sin embargo, la todavía alta dependencia de las divisas obtenidas por los productos primarios y los niveles de compromisos creados por el endeudamiento externo previo, constituyen factores de riesgo que, en el caso de que las tendencias cíclicas se reviertan, pueden volver a producir restricciones en la balanza de pagos. Pero los superávit fiscales favorables, basados en las retenciones a los productos exportados y en la mejora de la recaudación interna, diferencian netamente este proceso de los anteriores, dejando un margen apreciable para hacer frente a futuras turbulencias y sostener el crecimiento.Por otro lado, la situación social no encuentra un paralelo claro con ninguno de los otros períodos en cuestión. Resulta evidente que la actual coyuntura carga con un déficit social que requiere un sendero continuo de crecimiento, no sólo para mejorar sino para poder devolver a gran parte de la sociedad las condiciones de vida que tenían antes de la desindustrialización y la preeminencia de un esquema rentístico-financiero. Al mismo tiempo, la distribución de ingresos sigue siendo marcadamente asimétrica y los cambios recientes no alteraron esto de manera radical, en tanto algunos poderosos grupos y sectores económicos productivos se han visto favorecidos con la devaluación y la reactivación en detrimento de otros, sobre todo financieros y de servicios, cuya rentabilidad derivaba del mantenimiento de la convertibilidad.En este marco, los fenómenos monetarios siempre fueron un termómetro muy celoso de lo que ocurría en la balanza de pagos, en la estructura productiva, en la incidencia de las coyunturas externas sobre la economía interna y en las pujas por la distribución del ingreso. Al revés de lo que pretende la interpretación monetarista de la historia económica argentina, la cuestión monetaria era, por lo general, una consecuencia de las tensiones y armonías en la forma de entrelazamiento de aquellas variables, y no la causa autónoma principal del devenir económico del país.El propósito de este artículo es mostrar de la forma más sencilla posible y utilizando gráficos explicativos la vinculación entre los ciclos económicos, el sector externo y los fenómenos monetarios en la historia argentina contemporánea analizando críticamente las teorías e interpretaciones más reconocidas en el mundo académico.