Jóvenes vulnerables y programas sociales: lógicas desencontradas, abordajes acotados

JACINTO, CLAUDIA, GARCÍA, CRISTINA, SOLLA, ALEJANDRA Y SUÁREZ, ANA LOURDES

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

Congreso; 8º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo; 2007

ASET

La ponencia  se propone examinar la incidencia de las políticas sociales territoriales, estudiando cómo y por qué las políticas no alcanzan a cubrir a todo el universo al cual se orientan, ni a modificar cualitativamente la situación de aquellos que pretende incluir. Los focos del estudio se orientaron a observar la dinámica social que genera la ejecución de políticas sociales, los mecanismos e instituciones que intervienen y cómo son vividas estas intervenciones por las personas. En el marco de este estudio se incluyeron como ?actores? a los jóvenes excluidos, sus familias, referentes de la comunidad barrial/local y funcionarios locales vinculados a la implementación de los programas. Este estudio relevó antecedentes de investigaciones sobre el tema y un trabajo de campo. Para ello se seleccionaron dos barrios pertenecientes a dos partidos del oeste del Gran Buenos Aires ubicados en las áreas más pobres del aglomerado. Se aplicaron entrevistas semi estructuradas, con preguntas abiertas a trece jóvenes beneficiarios y no beneficiarios de planes sociales; siete a jefes de hogar de los jóvenes entrevistados; y catorce a funcionarios y agentes barriales, con un total de 37 entrevistas. En el marco de los procesos de desestatización, descentralización y focalización de los últimas décadas, los gobiernos locales han adquirido nuevos roles en el desarrollo de las políticas sociales al estar a cargo de la implementación de los programas a nivel territorial, cobrando relevancia el régimen local de implementación. Como resultado de este proceso se produce un entrecruzamiento de responsabilidades entre nación, provincia y el municipio, provocando una superposición de programas sociales con objetivos, poblaciones-objetivo, estrategias y áreas geográficas específicas, dejando ?vacíos? o espacios sin cubrir. Asimismo, se produce un entramado de diversos actores con diferentes grados de formalización (ONGs, agentes individuales, organizaciones religiosas) que median entre los programas sociales y los beneficiarios. Al realizar un análisis desde la perspectiva de los beneficiarios, las autoras observaron que el acceso a los programas está marcado por la pertenencia a redes y circuitos de relaciones en los que circula la información. Existen personas que aún pudiendo acceder, quedan fuera y otras que no acceden por falta de información o por no contar con los requisitos previstos en los programas. Otro punto en el que se hace énfasis es que las políticas sociales que focalizan el tema de juventud limitan su accionar a las propias lógicas de las organizaciones que los implementan: cupos limitados, gestiones complejas y cambiantes, tiempos acotados, disputa por los recursos, entre otras. Si bien los jóvenes valoran los espacios y actividades en las que pueden participar, diversas situaciones asociadas la discontinuidad de las propuestas, a la falta de espacios físicos y a la falta de información sobre el destino para los que fueron convocados generan desmotivación, desgano e incertidumbre. La sensación de vulnerabilidad ante la impredecibilidad de los programas, la discrecionalidad en la asignación de los recursos, sumados a la incertidumbre respecto a la inserción laboral, son factores que configuran una percepción de gran fragilidad sobre su vida cotidiana y su futuro. Se llega a la conclusión de que es necesario centrarse en la construcción de mecanismos sistémicos de integración social, para construir senderos de integración más firmes y duraderos.