Aventuras de Vizcachas / Desventuras de Avestruces

HERNANDEZ, GRACIELA

Ediciones de Barricada

Lugar: Punta Alta; Año: 2008 p. 41

978 987 22983 6 4

Queremos compartir algunas vivencias de las surgidas a partir de una serie de actividades pensadas como una instancia de intercambio de conocimientos, saberes y emociones  que se realizaron en el SEIMM Nº 3, la Escuela General Básica Nº 41  y un grupo interdisciplinario de profesionales y alumnos universitarios. El jardín de infantes y la escuela se encuentran en el Paraje Alférez San Martín, a 30 km de la ciudad de Bahía Blanca. Los maestros de los establecimientos viajan todos los días desde esta ciudad para desempeñar sus tareas docentes, salvo su actual director, el maestro Luis Matus, que vive en la localidad de General Cerri. Se trata de una escuela  inserta en una comunidad que ha tenido las características propias de las zonas rurales de la provincia de Buenos Aires, pero en los últimos años se han producido una serie de cambios motorizados por una notable migración desde Bolivia –muchas veces no directamente, sino después de un paso por distintos nichos productivos- que ha aumentado la población de la zona y ha priorizado la producción hortícola.       Comenzamos a realizar talleres en estos establecimientos escolares durante el año 2006, en este caso junto con la ingeniera Gabriela Vázquez del Programa ProHuerta del INTA nos sumamos a un proyecto institucional “Wachi Rupay”, Rayo de Sol, diseñado por los docentes Adriana Arias, Sara San Pedro y Pablo Ortiz con el objetivo de propiciar el bilingüismo y la interculturalidad.   En el “Taller comer y compartir” intercambiamos relatos de experiencias vividas haciendo hincapié en los alimentos y todas sus connotaciones subjetivas y simbólicas. Tomamos como puntos de partida a una serie de  cuentos populares y de mitos sudamericanos, ya que una característica de los protagonistas de estas historias son sus hábitos alimentarios. Tanto cuentos como mitos describen las aventuras de protagonistas que se destacaron por ser buenos cazadores, mientras que sus antagonistas solían ser carroñeros.  Algunos antepasados conocían el fuego de cocina y otros no, hablamos también de los consumidores de “mal alimento” y hasta de seres que se alimentaban sólo de vapor, todos ellos diferenciados de los humanos consumidores de “buen alimento”. En suma, los mitos y los cuentos  nos dieron la motivación para trabajar con los temas propuestos.