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Los ovinos fueron introducidos por los españoles durante la colonia, aproximadamente a partir del año 1525, transportados como animales de consumo en los buques desde los puertos de Sevilla, Cádiz y de las islas Canarias. De este modo, ingresaron a las islas del Caribe y posteriormente al continente Americano. Con el propósito de conocer los orígenes genéticos de los ovinos criollos argentinos, se muestrearon 4 poblaciones representativas de nuestro país: Buenos Aires (BA), Corrientes (CO), Santiago del Estero (SE) y Salta (SA). Estos grupos fueron seleccionados por presentar las características fenotípicas representativas de la raza, no haber introducido reproductores de otras razas. Las muestras analizadas corresponden a hembras de entre 4 a 6 dientes, tomadas al azar de cada una de las poblaciones (nBA = 59) (nCO = 40) (nSE =60) y (nSA =44). Para el análisis de los matrilinajes se utilizó la región control del D-Loop mitocondrial. La extracción de ADN se realizó por método orgánico y el amplicón se obtuvo utilizando los cebadores reportados por Hiendleder y colaboradores (1998). Para la secuenciación se emplearon los cebadores internos BGD y H3C. Las secuencias de ADN obtenidas se editaron utilizando el programa ChromasPro. El análisis de similitud se realizó mediante los programas CLUSTALW2 y ARLEQUIN, incluyendo en este análisis los haplogrupos nodales ovinos (A, B y C). En contraste con lo que sucede con los bovinos, los haplogrupos ovinos tienen una mayor correlación con el sitio geográfico de origen; así este análisis preliminar permitió evidenciar que las ovejas criollas presentaban haplotipos pertenecientes al haplogrupo B (linaje europeo), siendo concordante con el origen europeo de esta raza.