IGEVET   21075
INSTITUTO DE GENETICA VETERINARIA "ING. FERNANDO NOEL DULOUT"
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
CAPITULO 5: Enfermedades fúngicas en la lámina foliar y los tallos (Mancha de la hoja o Septoriosis del trigo, por Septoria tritici)
Autor/es:
CASTILLO, N. S.
Libro:
ENFERMEDADES DEL TRIGO: AVANCES CIENTÍFICOS EN LA ARGENTINA
Editorial:
EDULP
Referencias:
Lugar: La Plata, Buenos Aires, Argentina; Año: 2011;
Resumen:
En Argentina, el trigo representa actualmente el cereal de siembra invernal más importante. La producción de trigo en nuestro país es afectada anualmente por diferentes factores limitantes abióticos y bióticos entre los que figuran las enfermedades de origen fúngico con una importante incidencia en años húmedos. La mancha de la hoja del trigo (Septoria tritici Roberge in Desmaz. f. asexual; Mycosphaerella graminicola(Fuckel) J. Schröt, in Cohn f. sexual) produce, a nivel mundial, daños que oscilan entre 31 y 54 % de reducción en el rendimiento y en Argentina de entre 17 y 50 % , dependiendo del estado fenológico en el que ocurre y del índice de infección. A su vez, el momento de ataque e índice de infección dependen de características propias del ciclo del patógeno, de la susceptibilidad y características morfofisiológicas de los cultivares, composición y virulencia de la población del patógeno, condiciones ambientales y culturales, etc. Esta enfermedad representa el mayor problema en regiones caracterizadas por temperatura y altas lluvias durante la estación de crecimiento del cultivo de trigo y está presente en casi todas las áreas templadas a subtropicales y húmedas donde crece este cereal. Los procesos de infección se producen mejor en días nublados y lluviosos, con temperaturas entre 20 y 22°C. Para que las picnidiosporas germinen se requiere de 48 a 72 horas de mojado de la hoja para que se produzca una infección adecuada y la producción de estas esporas puede estar relacionada con la respuesta de la variedad, pues hay menos producción en las variedades resistentes. La enfermedad avanza de este modo desde las hojas inferiores hacia las superiores de la planta hasta que alcanza la hoja bandera. En cuanto a su transmisión, el rastrojo en superficie no sólo funciona como reservorio de esporas, sino que además induce a este hongo a reproducirse sexualmente. Por otro lado, el movimiento de semilla infectada puede ser un vehículo para que esta enfermedad pueda ser dispersada a cortas y largas distancias. Recientemente, se ha determinado a través de técnicas moleculares la presencia de S. tritici en la semilla de trigo, lo que indica la posibilidad de su transmisión a plántula. Aunque hay evidencias de la presencia de S. tritici en semilla, es dudosa la importancia de la semilla como fuente de inóculo en el ciclo de la enfermedad ya que es un parásito de baja capacidad competitiva, resultando eliminado o enmascarado por los microorganismos más competitivos en los actuales métodos de detección. También se considera que otros hospedantes pueden actuar como fuente de inóculo para el próximo cultivo como ciertas malezas y plantas guachas. El principal mecanismo de dispersión de las picnidiosporas y ascosporas se da a través de la salpicadura producida por las gotas de lluvia, aunque las ascosporas pueden ser transportadas también por el viento. La presencia del estado sexual en Argentina y en varios países del mundo incorpora mayor variabilidad al patógeno. La mancha de la hoja del trigo es una enfermedad con desarrollo policíclico, que ocurre por los sistemas de labranza adoptados sobre todo en los últimos años como la siembra directa. La diversidad genética del patógeno es una de las causas de la escasa resistencia que ha podido incorporarse en cultivares comerciales. En Argentina, la especialización fisiológica de este hongo ha sido ampliamente estudiada y varios métodos moleculares se han utilizado para el análisis de diversidad de este hongo patógeno, tales como RAPD, AFLP, SSR y ISSR. Muchos estudios demostraron que existe un alto nivel de variabilidad genética en las poblaciones de M. graminicola y que cada población se compone de diferentes genotipos. Algunos investigadores comenzaron con la caracterización molecular de este patógeno en Argentina, empleando la técnica de RFLP, mostrando que el patógeno presenta alto grado de variabilidad genética dentro de cada región de donde fueron obtenidos los aislamientos. Recientemente, nuestro grupo de trabajo obtuvo una gran cantidad de aislamientos provenientes de diferentes localidades de la Región Triguera Argentina (Subregión IV y II Sur) y se logró identificar 81 genotipos diferentes del patógeno entre un total de 126 aislamientos probados con la técnica de ISSR. Dieciséis de estos aislamientos fueron elegidos posteriormente en base a sus diferentes patrones moleculares y se inocularon sobre un set de 23 líneas con genes de resistencia conocidos, líneas diferenciales y cultivares nacionales de Triticum aestivum, determinando resistencia específica y parcial en varios de ellos. Los síntomas de esta enfermedad suelen aparecer después de 21 días de la inoculación o penetración de las picnidiosporas y el momento en que se manifiestan por primera vez depende en gran medida de la variedad y de las condiciones ambientales durante el proceso de infección. El manejo integrado de enfermedades se basa en la resistencia genética conjuntamente con medidas culturales (rotaciones, laboreos de suelo, ajuste de la fecha y época de siembra, elección correcta de genotipos, manejo de la fertilización, aplicación de fungicidas, calidad de la semilla y control biológico). Desde hace algunos años los efectos negativos de las enfermedades sobre el rendimiento y la calidad del trigo se han incrementado debido, entre otras causas, a la expansión de la siembra directa sin rotación de cultivos, la difusión de genotipos susceptibles y el uso de semillas infectadas. De esta manera, el actual panorama sanitario de las enfermedades en la Argentina es muy diferente al de años atrás. En este contexto, nos encontramos frente al crecimiento de conocidas enfermedades foliares y a la amenaza de otras nuevas. En este nuevo escenario, el manejo integrado de enfermedades del cultivo de trigo continúa siendo un importante desafío para usar los recursos y técnicas en forma racional, planificar las estrategias de acción y fundamentalmente, permitir la continuidad de la producción agrícola en el tiempo y en equilibrio. En cuanto al control de esta enfermedad, varios métodos pueden reducir su efecto, pero la resistencia genética es una alternativa de control sustentable, con una relación costo efectividad relativamente baja y sin impacto sobre el medio ambiente. Además determina el éxito de otras estrategias de control. La resistencia genética es la técnica más apropiada ambientalmente y en cuanto a costo-efectividad para el manejo de enfermedades en cultivos (Simón, 2002; Simón, 2003). Si bien, en el caso de Septoria tritici, su incorporación en cultivares comerciales ha sido limitada, el conocimiento de la estructura de las poblaciones del patógeno y la utilización de herramientas moleculares facilitará la incorporación de la misma. El conocimiento acerca de la localización precisa de los genes y la identificación de marcadores moleculares ligados a los mismos, son importantes herramientas para la selección en programas de mejoramiento, sin la necesidad de inoculaciones con el patógeno (Simón, 2003). La caracterización de la población del patógeno ha sido limitada en nuestro país, de manera que se necesita un conocimiento más amplio de su estructura. Determinar su variabilidad genética resulta importante para conocer si algunos de los genotipos de este patógeno predominan en un área geográfica determinada. Esto también permitirá evaluar la resistencia del germoplasma argentino de trigo frente a aislamientos que representen distintos genotipos del patógeno.