Antiparasitarios internos-Fármacos antihelmínticos bencimidazoles y otros nematodicidas.

SÁNCHEZ, S.; SALLOVITZ, J.; ALVAREZ, L.; LANUSSE, C.

Farmacología y Terapéutica Veterinaria

McGraw-Hill Interamericana

Año: 2002; p. 517 - 544

Desde su descubrimiento hace 300 años por Antoni van Leeuwenhoeck, unas 45.000 especies de protozoos han sido descriptas. La mayoría de estas son de vida libre o pueden encontrarse en una relación simbiótica con organismos superiores. Tal es el caso de la flora protozooaria presente en los pre-estómagos de los rumiantes. Sin embargo, un número considerable de protozoos presentan un comportamiento parasitario y crean serios problemas cuando afectan al hombre o los animales domésticos. Los protozoos son organismos unicelulares y poseen, formando parte de su estructura interna, lisosomas, retículo endoplásmico, material genético organizado en cromosomas dentro de un núcleo, mitocondrias y aparato de Golgi, entre otras organelas. La ausencia de una pared rígida permite que los protozoos adquieran diferentes formas, algunas de las cuales tienen capacidad motriz. Esta puede estar dada por diferentes estructuras: flagelos (ej. Tripanosomas, Giardia), cilios (ej. Balantidium) o pseudópodos (ej. Entamoeba). Se ha observado en Toxoplasma y Sarcocystis capacidad de desplazamiento, sin estar esta relacionada a la presencia de cilios o flagelos. Si bien la clasificación de los protozoos es muy compleja y excede el objetivo del presente capítulo, básicamente se puede dividir a este subreino en cinco importantes grupos de acuerdo a su capacidad de locomoción: Mastigophora (Trypanosoma, Giardia, Histomona, Trichomonas, Leishmania), Sarcodina (ej. Entamoeba), Coccidia (ej. Toxoplasma, Sarcocystis, Cryptosporidium, Eimeria, Isospora), Piroplasma (ej. Babesia, Theileria) y Haemosporidium (ej. Plasmodium, Haemoproteus). Asimismo, simplificando el estudio de las enfermedades producidas por protozoos de mayor importancia en medicina veterinaria, se las puede agrupar de acuerdo a el/los órganos/tejidos afectados: tracto gastrointestinal (Eimeria/Isospora, Histomona, Giardia, Amoeba, y Criptosporidium), tejido sanguíneo (Tripanosoma y Babesia), tracto genital (Trichomona, Neospora), tejido nervioso (Toxopasma, Sarcocystis).