INVESTIGADORES
CRUZ Pablo Jose
congresos y reuniones científicas
Título:
Las minas de Oruro en el cruce de la historia y la arqueología.
Autor/es:
PABLO CRUZ; FLORIAN TEREYGEOL
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Encuentro; XIII Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana; 2017
Institución organizadora:
FFyL-UBA, Agencia
Resumen:
Las primeras referencias historiográficas sobre el enclave minero de Oruro, uno de los más importantes del espacio surandino, aparecen relacionadas con el nombre del capitán Lorenzo de Aldana, encomendero de Paria, Capinota y Tapacarí, quien las habría trabajado conjuntamente con los indios de Paria entre los años 1548 y 1568, obteniendo de sus vetas una cuantiosa fortuna (Crespo Rodas 1977:21). Tras la muerte de Aldana, las minas quedarían abandonadas hasta los años 1580 cuando serían trabajadas nuevamente por Antonio Quijada, Gonzalo Martín de Coca y Sebastián Márquez (Crespo Rodas Ibid: 4). Sin embargo, no sería sino hasta los años 1595 que las minas de Oruro comenzarían a ser explotadas por los españoles de manera regular e intensiva, principalmente por los hermanos Medrano descubridores de importantes vetas (Crespo Rodas Ibid: 23). Las informaciones sobre las minas de Oruro se multiplican tras la caída del mineral de Potosí ?y la necesidad de hallar nuevas minas-, durante los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII. Entre ellas se destaca el informe de Felipe de Godoy de 1607, elaborado un año después de la fundación de la villa de San Felipe de Austria, hoy ciudad de Oruro, donde se brinda una descripción detallada de los cerros, vetas y minas que se hallaban por entonces descubiertas. De manera significativa, el informe señala, con mayor o menor detalle, al menos 15 vetas, ubicadas en los cerros Pie de Gallo, San Cristóbal, la Flamenca, la Colorada y de la Teta, como siendo labradas antiguamente por "yndios" e inkas, hallándose muchas de ellas rotas, ciegas y tapadas. Por ejemplo, sobre la veta San Miguel en el cerro Pie de Gallo el informe señala "...ay registradas seis minas de a sesenta varas que son trescientas y sesenta que fue labrada en tiempo de Ynga y los primeros metales heran de soroche..." (cit : 112)Confirmando las informaciones brindadas por el informe, en los cerros aledaños a la ciudad de Oruro se registraron numerosas explotaciones mineras cuyas características (pequeñas dimensiones, ausencias de marcas de hierro y en menor medida con paredes rubificadas o tiznadas) nos remiten a tiempos prehispánicos y de comienzos de la Colonia. Asociadas con las mismas se registraron ocupaciones con material cerámico con estilos Tiwanaku, Inka, Qolla y Colonial Temprano. En su mayoría se trata de explotaciones que siguieron linealmente las principales vetas superficiales, estrechas, entre 0.50m y 1.5m, y poco profundas, entre 0.5m y 5m, en comparación con las posteriores minas coloniales. En menor cantidad se registraron igualmente pequeñas explotaciones en pozos poco profundos, como las registradas en el cerro Santa Bárbara y Tetillas (antes de la Teta) contiguo al cerro San Felipe. La manera progresiva en que comenzaron a trabajarse las vetas superficiales de Oruro fue puesta en evidencia en el cerro San Cristóbal en donde se registraron una serie de pequeñas zanjas lineales, entre menos de 0.10 cm y 0.30 cm de ancho por 0.50 y 2 m de profundidad. De manera significativa, varias de estas zanjas se encontraban colmatadas, corroborando igualmente las informaciones proporcionada por la fuente sobre la existencia de "minas tapadas". Por otro lado, junto a las explotaciones mineras registraron los restos de al menos 12 estructuras de combustión metalúrgicas cuya morfología nos remite a las wayras, los famosos hornos andinos de viento (Téreygeol y Cruz 2014), dos de ellos comportando en su interior conjuntos de pequeños recipientes cuya función nos resulta todavía desconocida. Finalmente, en el sector que denominamos 01, localizado en una meseta sobre la cumbre de una colina aledaña la base norte del cerro San Felipe, se identificaron un conjunto de cinco minas trabajadas muy probablemente en tiempos prehispánicos, habiendo sido cuatro de ellas también explotadas a posteriori durante diferentes momentos de la Colonia. Estas últimas minas sintetizan los principales cambios en el modo de explotación de las minas, antes y después del arribo de los españoles, destacándose la creación de galerías y frentes de talla con marcas de piqueteo. Articulando los nuevos datos obtenidos en Oruro y en otros enclaves mineros de la región surandina estudiados anteriormente (Potosí, Porco, San Antonio de Lípez, entre otros) con las informaciones proporcionadas por las fuentes documentales, nuestra reflexión se centrará en las continuidades, discontinuidades y transformaciones en la producción de metales (minería y metalurgia que tuvieron lugar entre el periodo Inka y los primeros momentos de la Colonia.