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Resumen: En Argentina, el avance de los biocombustibles se liga a una decisión política reciente que hace obligatorio su uso, en un corte de 5% de biodiesel con gasoil y 5% de bioetanol con nafta. A la vez se establecen las normas correspondientes para el sector. Ellas pretenden favorecer al pequeño productor y el desarrollo de regiones de menor actividad agrícola. Sin embargo los biocombustibles no se han constituido aún como fuente de energía en este país, ni tampoco aparecen como vector de desarrollo territorial. El grueso de la producción actual de biocombustible lo constituye el biodiesel elaborado a partir de soja por grandes aceiteras que encuentran en él una oportunidad de agregar valor a su producción y aumentar sus ingresos al exportarlo. Esta situación ilustra la falta de compromiso de las instituciones para cambiar los modelos energético hidrocarburífero argentino y productivo agro-exportador y revertir la inequidad en los procesos de desarrollo territorial.